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Calando melones.

Una calurosa mañana de verano la familia García se dispone a hacer la compra en el supermercado del barrio. Cuando el carro ya está casi lleno, llegan al último destino antes de pasar por caja: la frutería. Allí les esperan sus altezas las frutas reinas del verano: el melón y la sandía, como dos destinos que convergen van a parar a un mismo carro, a una misma nevera, a unas mismas bocas...

Sin muchos miramientos, él coge el melón, ella la sandía y arreando para casa que ya casi es hora de comer y de dormir la siesta. Pero quedan atónitos al ver lo que está sucediendo a su alrededor. Una persona está torturando un melón, apretándolo por todas partes con sus pulgares ¡lo va a reventar! otro raspa la cáscara de la sandía con la uña y luego la golpea con el dedo corazón sirviéndose del pulgar también como palanca de lanzamiento: toc toc toc, parece que preguntara ¿hay alguien ahí? "Sí, soy la sandía y me estoy empezando a poner colorada". Algunas personas lanzan las sandías al aire a saber con qué fin, aquello parece todo un juego de malabares pero a lo bestia.

Pagan su compra y marchan a casa. Por el camino van hablando de lo que acaban de presenciar y no entienden muy bien el porqué de algunas cosas. Ella recuerda que en cierta ocasión, iba ensimismada en sus propios pensamientos cuando salió una voz de una especie de cueva verde: ¡niña, mira qué melones tengo! Era un puesto de melones de los que proliferan en verano, el susto que se llevó fue tremendo porque al mirar vio a la señora que le había hablado, llevaba una camiseta tres tallas más pequeñas y con una inscripción cubriéndole unas protuberancias que parecía le fueran a explotar: "CALVIN KLEIS"

Apenas pudo dormir...

"La reina y yo, en pleno uso de nuestra madurez interior queremos desearos a todos un feliz verano. No os dejéis vencer por las tentaciones del mango o de otras frutas tropicales no autóctonas y menos sabrosas y refrescantes. Elegid siempre fruta del tiempo y además de nuestra huerta, regada con las mejores aguas de nuestros ríos y rica en vitaminas. No hemos llegado hasta aquí después del duro invierno para renunciar a nuestras ambiciones de construir un verano mejor, aunemos esfuerzos, desterremos el desánimo y seamos conscientes de lo que somos, de lo que tenemos...  debemos abordar juntos el futuro, así que dejad ya de manosearnos, de rascarnos la piel, de lanzarlos al aire, de dar golpecitos a la reina que por más que… no, no va a hablar… "

¡Niña, despierta, que no paras de decir bobadas! Si llego a saber que me vas a dar la siesta no habríamos ido a ver "El discurso del rey".






¡Quiero un bocadillo de jamón!










Hace pocas semanas, un grupo de ejecutivos de una empresa llegados de varios puntos de la geografía española vienen a Madrid para una convención. También asisten un francés y un inglés (tranquilos, no voy a contar el chiste del perro que salta la valla, falta el alemán y además hace tiempo que derribaron el Muro).

Todos se hospedan en un céntrico hotel de la capital y llegada la hora de la cena, quedan en recepción para disfrutar juntos de una suculenta cena, están cansados del viaje y de la intensa actividad del día pero sobre todo, están hambrientos.

En el comedor les pasan la carta, nada de bufete libre que es lo que más les hubiera gustado así que entre risas y bromas nombrando los distintos platos que nadie entendía salvo el inglés, se deciden por un pastel de verduras con salsa de puerros y de segundo, atún a la plancha con aroma de trufa.

Al servirles el primero, lo observan con atención, después se miran unos a otros para ver quién habla primero pero nadie suelta prenda. Cogen el cubierto y sin mediar palabra, se ponen a comer el irrisorio pastel de un solo bocado. La salsa que lo acompañaba era tan ínfima que no daba ni para mojar pan. Así que terminan enseguida y ponen todas sus esperanzas en el atún. Pero llega el camarero y en el centro del plato un pedazito de atún 2,5 cm de diámetro, solo, completamente solo, ni un guisante. Lo del aroma debe ser que tienen un ambientador en la cocina con olor a trufa y antes de entrar al comedor pasan por allí el plato y se lo enseñan: atún atún, mía la trufa ¿la has visto? ¡pues ya no la ves!

Uno de los comensales ya no puede contenerse y cuando le van a servir a él le dice al camarero: ¿me lo cambia por un bocata de jamón serrano, por favor?

El camarero vuelve a la cocina con el plato y entra en escena el cocinero con unos pelos que no se sabe a ciencia cierta si estaba entre fogones, en un laboratorio pirotécnico o es que había visto al lobo. Le dice al ejecutivo que si no le gustan sus platos es porque no sabe apreciar auténticas obras de arte, que él es un cocinero afamado de cocina vanguardista y reconocido mundialmente y que tiene toda una constelación de estrellas en el mundo de los neumáticos, eso al menos es lo que entendió el ejecutivo cuando escuchó la palabra "michelín" y es que no entendía nada, aquello le parecía todo surrealista, es lo que tiene ser de pueblo y además de Aragón, que al pan se le llaman pan y al vino, vino.

Así que el maño le dice que no se ofenda, que los platos son bonitos y además, parecen caros, pero la comida es escasa y él ha venido a cenar, que si quiere comer una obra de arte ya irá un día que tenga libre al Museo del Prado a comerse un bodegón de Zurbarán. El ínclito ya no puede más y se echa a llorar, así que los demás, que habían decidido en un principio cambiar el atún por el bocata, optan por conformarse con lo que les han puesto para no disgustarle más, pero tratan de consolarle y no hay forma. Este cocinero parece que tiene un sofware más complicado aún que el que llevan de serie algunas mujeres.

Finalmente le dicen que no se preocupe, que se lo van a comer todo y no van a dejar una miga en el plato. Salen de allí pero no pueden decir si con más hambre o con más vergüenza, pero no sin antes haberle prometido que en el próximo viaje a Madrid le van a regalar un jamón de Teruel de cinco kilos, que con esos menús tan generosos que sirve le dará para hacer medio millón de bocadillos. Mientras los demás aprovechan para salir del hotel y poder reír a mandíbula batiente el inglés pregunta qué es un jamón serrano.

"2666" Roberto Bolaño


2666
de ROBERTO BOLAÑO
Editorial: Vintage Español


Resumen:


A cuatro profesores de literatura, Jean-Claude Pelletier (francés), Piero Morini (italiano), Manuel Espinoza (español) y Liz Norton (inglesa), los une su común fascinación por la obra de Beño von Archimboldi, un enigmático escritor alemán cuyo prestigio crece en todo el mundo. La complicidad entre los cuatro adquiere pronto trazas de vodevil intelectual y cosmopolita -con ménage á trois incluido-, y desemboca en un disparatado peregrinaje a Santa Teresa (trasunto de Ciudad Juárez), en la frontera de México con Estados Unidos, donde hay quien dice que Archimboldi ha sido visto. Ya en Santa Teresa, Pelletier y Espinoza se enteran de que la ciudad viene siendo desde años atrás escenario de una larga cadena de crímenes atroces. En los vertederos de la ciudad no cesan de aparecer los cadáveres de mujeres, muchas de ellas apenas adolescentes, con señales de haber sido salvajemente violadas y torturadas. Es el primer asomo de la novela al agujero negro en que terminarán por precipitarse sus múltiples y procelosos caudales, repletos de personajes memorables cuyas historias, a caballo siempre entre la risa y el horror, abarcan dos continentes e incluyen, entre muchas otras cosas, un vertiginoso travelling por la historia europea del siglo XX, por las ruinas de una cultura y una civilización en derrota en las que la literatura continúa invocando un simulacro de salvación. Resulta imposible sugerir siquiera la enormidad y las profundidades de un libro que se construye como una novela empotrada en otra novela empotrada a su vez en otra novela... y que se abre así camino en lo desconocido, allí donde -como dice uno de los personajes- tienen lugar «los combates de verdad, en donde los grandes maestros luchan contra aquello, ese aquello que nos atemoriza a todos, ese aquello que acoquina y encacha, y hay sangre y heridas mortales y fetidez».


Opinión¿?


Mi prudencia me impide, con mis humildes conocimientos sobre literatura, opinar sobre tamaña obra pero dado que he leído el libro, algo os tengo que contar de él.

Consta de cinco partes, son cinco historias repletas de otras tantas historias y personajes que de alguna manera están vinculados entre sí.

El tema principal sobre el que gira toda la novela son los asesinatos de mujeres en Ciudad Juarez. "La parte de los crímenes" además de ser la más extensa, es la más dura y la que más me ha costado leer. Describe cada crimen, da el nombre de cada víctima, lugar donde trabajaba, cómo fue torturada, violada, si tenía familia, o si nadie había denunciado su desaparición y no podían identificar su cadáver. Esta parte me ha resultado durísima y muy lenta además de fría y carente de sentimientos, supongo que con el fin de no dejarnos indiferentes ante semejante barbarie.

Toda la novela es una constante búsqueda de algo, búsqueda del autor desaparecido Benno Von Archimboldi por los críticos, a lo largo de la primera parte. Búsqueda de los asesinos de mujeres por la policía (aunque sin mucho entusiasmo, corrupción, narcotráfico...). Búsqueda de las mujeres desaparecidas... búsqueda de dos hermanos separados por la guerra...

Como en alguna otra obra del autor, vuelve a salir aquí el tema de los nazis, de la Segunda Guerra Mundial , de la supervivencia y de la soledad que producen las guerras.

Hay un personaje aquí que es de los que más me ha llamado la atención, Lalo Cura, pertenece a la quinta generación de mujeres violadas, todas se llamaban María Expósito. Esta historia es muy similar a otra que he leído no hace mucho en otro libro, no me atrevo a mencionar el nombre del autor porque no estoy totalmente segura, tendría que releer el que supongo, pero si alguien lo recuerda, adelante.