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¡Horror, Messi al desnudo!

 Lo siento chicas, ya sé que esto no me lo vais a perdonar en mucho tiempo, pero una imagen vale más que mil palabras así que no me ha quedado más remedio que poner la foto, pero trataré de ser breve por el estado de estupefacción que me produjo ver ayer esta imagen en todos los medios. 

 Vamos a ver alma de cántaro,a dónde vas de esa guisa, que ya sabemos que eres pequeño pero no era necesario hacer el ridículo de ese modo mostrando al mundo tus ¿encantos?

 ¿Acaso no tienes un espejo en casa? y tu madre ¿qué opina de esto? 
Mira, serás un buen jugador de fúlbol, pero guapo lo que se dice guapo no eres. Aunque estés cachas no es que tengas un cuerpo Danone. Pero de ahí a mostrarte al mundo entero en pañales... 
 Cuando dentro de unos años le pregunte el niño a su madre:
 - Mamá ¿por qué papá tuvo que salir sin ropa en las revistas? ¿y por qué? ¿y por qué? ¿y por qué?
 - Mira cariño, en aquel tiempo España sufría una crisis económica, nosotros pasábamos necesidad y no tuvo más remedio que aceptar un trabajo extra posando en calzoncillos para ganarse unos euros y poder comprar el pan.
 - Ya, mamá, pero los niños en el cole se ríen de mí. 
Por el bien de la humanidad, por el futuro de los niños, por favor, que alguien ponga freno a esto y retire esas fotos. ¿Qué va a ser lo próximo? ¿ver a la cada vez más jóven duquesa de Alba haciendo el posado de verano en bikini, desbancando a la Obregón?
 No hay nada como recrearse la vista con una bonita imagen.

Corrupción sin fronteras.


A los de mi generación nos enseñaban desde bien pequeños a que  apropiarse de bienes ajenos era malo, muy malo, y no se debía hacer nunca.
Yo lo aprendí muy bien con pocos años  de edad cuando, después de enfadarme con una compañera de clase, le tomé prestada sin que se diera cuenta una goma de borrar, eso sí, de marca, de la marca MILÁN, con la única intención de fastidiarla hasta el día siguiente, fecha en que tenía prevista su devolución. Pero todo me salió al revés. Me pilló mi madre y me enseñó la zapatilla. Temí que se  enterase mi padre y también se enteró, él me enseñó la mano más grande del mundo, la suya.  No solo me obligaron a devolver la goma de borrar, lo peor fue que la  niña tonta no se había dado ni cuenta de que le faltaba y encima le tuve que pedir perdón. La humillación fue el peor de los castigos.  Ese día la maestra también me enseñó la regla de medio kilómetro con la que llegaba a todos los rincones de la clase, solo que esta vez solo me amenazó sin llegar a atizarme.
Como podéis comprender, después de eso se me quitaron las ganas de volver a "gastar bromas" escondiendo cosas.
Y es que esto funciona así, que empiezas robando los lapiceros del IKEA y terminas de presidente de Caja Madrid, de Pescanova... metiéndote en política o casándote con una infanta.

Y luego me sorprendo al ver  a ciertas mujeres de raza calè en el supermercado saliendo por la caja alegremente sin pagar y con la compra metida entre sus camisetas ajustadas marcando todo, las latas de conservas, el queso, las tabletas de chocolate... todas unas expertas jugando al tetrix entre sus protuberancias. La cajera ni se inmuta. Cuando le digo ¿y eso? me dice, ahí tienes al vigilante, mirando a otro lado, otros roban menos y les da el alto pero con estos no se enfrenta . Pues nada, que robe todo el mundo que ya trabajamos los cuatro pringaos pagando impuestos, que entre el IBI,  lo que nos retienen de IRPF en la nómina, lo que pagamos a la Seguridad Social,  el IVA de los artículos de primera necesidad  y un sin fin de etcéteras, somos nosotros quienes estamos levantando el país. Uf, se me está empezando a poner  un humor de perros.
Luego  están los chinos, que no sé si pagarán menos impuestos pero tienen montado en sus tiendas de barrio todo un sistema de vigilancia por cámaras de circuito cerrado.Y si tardas más de lo que ellos puedan considerar normal buscando algo,  enseguida mandan a la vigilante jurado que no es otra que su abuela que han traído de China hace poco tiempo y  que te mira como si fueras a robarle. Y cuando le preguntas si no tienen sobres alargados sin ventanilla te empieza a decir cosas ininteligibles con un palillo entre los dientes (por supuesto, no te ha entendido nada de lo que le has dicho) y como si te quisiera decir ¿tanto lato pala un tliste paquete de sobles?  te escolta hasta la caja, y tú con una cara de idiota portando el paquete de 20 sobres valorado en 0,75 céntimos llegas a la caja y el cajero, el mismísimo Kung Fu te mira con la misma cara que su abuela, son como dos gotas de agua, y cuando te va a dar el cambio te tiemblan las piernas porque no sabes si te va a dar las vueltas o te va a dar una patada de grulla. ¿Acaso hay alguien que se atreva a robar en las tiendas de chinos?
Yo he decidido que me quiero mudar a un lugar más tranquilo.  Ese lugar se llama Liechtenstein y creo que es un paraíso... ¿alguien se apunta?

Ruta del Cares


Me acuerdo muchas veces del momento en  que llegamos a Poncebos y de la cara que puso el taquillero del funicular al ver la mía después de que me dijera que no, que no era mentira la tarifa que marcaban para tan corto viaje.
Al volver donde estaba el resto del grupo  a informar  de que el precio ida y vuelta en el funicular costaba lo mismo que un billete Madrid-Gijón en el ALVIA  con tarifa reducida me dijo otro miembro de la expedición que para qué puñetas quería saber cuánto costaba eso si habíamos venido para hacer la ruta andando, que si lo que quería era ver un túnel  que viajara en el Metro  para ir a currar y de paso ahorraba energía y protegía el medio ambiente, bla, bla bla... (en qué hora se me ocurriría preguntar). Conseguí que me perdonaran la vida justificando que no había sido más que un acto propio de alguien que solo quiere alimentar su curiosidad natural.
Comenzamos a andar por la carretera hasta llegar a una bifurcación de senderos. Elegimos el largo y comenzamos la subida. Una preciosidad de paisaje. A medida que avanzábamos más bonito, el paisaje es espectacular, indescriptible. Las fotos no hacen justicia a la realidad, hay que verlo para creerlo. La naturaleza se presenta en  estado puro…  cada paso, cada pisada era un canto de alabanza a Dios por tanta belleza.. Nunca vi nada más hermoso.  Aquí  fotografío las montañas que vamos dejando atrás, abajo el río desde una altura que produce vértigo al mirar, una cascada, un espino en flor… ¡cuántos kilómetros de belleza!
Mirad allá en lo alto de aquella montaña  ¿qué puede ser? Parece una gaviota, imposible, pues yo creo que es un pingüino,  a mí me parece un oso panda, podría ser Ángela Merkel…  pues ni pájaro, ni oso, ni alemana practicando alpinismo,  es una cabra,  una- simple-cabra.
Seguimos caminando y contemplando la belleza del paisaje. El río discurre serpenteante y rompiendo en numerosas cascadas a lo largo de todo su recorrido pintando un paisaje de tonalidades y de contrastes que hacen del lugar un auténtico paraíso.
Paralelo a la senda  discurre un canal de aguas rápidas construido años ha y que, casi en silencio, va acompañando al viajero a lo largo de todo el recorrido.
Yo no me canso de sacar fotos a todo.  Desde aquí quiero mandar un beso al que inventó los teléfonos móviles  con cámara y aprovecho  para decir al que inventó sus  baterías que se ha lucido, duran menos que una botella de  whisky en manos de Ernesto de Hannover. Una solución quiero.
Por fin llegamos a Caín. Sobre la estancia en ese pueblo de la provincia de León no voy a dar más detalles salvo que es precioso.  El sitio ideal para comer y descansar un rato mientras duermes la siesta al abrigo de las cumbres nevadas y con el arrullo de las aguas que fluyen por varios arroyos hasta desembocar en el río y que, a medida que  avanza el discurrir del mismo,  se irán haciendo más rápidas y salvajes.
Comienza el camino de vuelta a Poncebos, ahora la ruta parece más fácil, el cansancio aún no ha hecho acto de presencia pero a falta de pocos kilómetros para llegar al destino, vimos bajar a dos personas por un desfiladero en dirección a la otra ruta, la que discurre más próxima al río. Les seguimos a duras penas, aquello no era un camino, era un auténtico pedregal, por poco me dejo los dientes… menos mal que nos servimos de la ayuda de un bastón porque aquello tiene una inclinación de vértigo. Llegó un momento que pensé que no podía seguir, ni para arriba ni para abajo... al darles alcance comprendimos todo, los tíos eran del mismo Bilbao, de haberlo sabido antes...
Así finalizamos nuestro recorrido, por la otra senda,  disfrutando del mismo paisaje pero visto desde otra altura, desde otra perspectiva.  Y yo sin batería en el móvil y sin poder hacer más fotos ¡cáspitas!.
Quiero repetirlo. 

El dolor del silencio.


A Blanca, quien me mostró este oasis de caridad oculto  tras los bloques de hormigón y ladrillos de nuestros propios egoísmos y vanidades.

 

Van llegando en silencio, a veces completamente solos, con la mirada baja y en su rostro reflejado el color de la amargura. Cada uno lleva en sus espaldas su propia historia. Unos nunca tuvieron nada, otros tuvieron mucho y lo perdieron todo, tal vez otros sean naúfragos de su propio destino.   Nadie hace preguntas ni pide explicaciones o papeles.  La puerta está abierta a todos. Se van sentando a la mesa,  también en silencio.

Por la otra puerta  hemos entrado los otros, traspasando un  muro invisible de dolor compartido. Tampoco nos hacen preguntas, cada uno cuando llega  coge un delantal y ya sabe lo que tiene que hacer, y si es la primera vez, lo pregunta.  Nadie te dice que llegas  pronto o tarde, o que haces esto o lo otro bien o mal. Sorprende cómo algo que no se ha organizado previamente con estas personas, cada día somos unas diferentes, funcione de un modo tan organizado que ni la mejor empresa de logística.

Ya está todo preparado, unos sentados en las mesas  y otros esperando a empezar a servir. Alguien lee el evangelio del día y después se reza una oración que todos acompañamos.

Los vasos de amargura han sido llenados por un rato del agua fresca de las jarras. Los platos llenos de comida caliente, las miradas tristes, los rostros traspasados de dolor que dejan nuestro corazón henchido de amargura. El silencio, que solo se rompe con el tintineo de las cucharas en los platos. Tú crees que estás compartiendo algo de ti pero te sientes muy mal porque no es nada comparado con todo lo que tienes ¿qué son una hora o dos de tiempo? Tú tienes un trabajo, una casa, hoy tu familia tendrá su cena puesta en la mesa mientras ellos se levarán la suya en un taper, solo si sobra algo de la cocina. A veces son tantos que no sobra nada o muy poco, pero nadie protesta, se aguantan en silencio. Pero cuando nos dan su cacharro y se lo tienes que devolver diciendo “no queda nada” se nos rompe el corazón,  ellos sin embargo te responden “no importa, no se preocupe”.

 Blanca y yo nos miramos sin hablar, hoy hemos vuelto a ver la  cara de la pobreza.

"La leyenda de una casa solariega" Selma Lagerlöf


LA LEYENDA DE UNA CASA SOLARIGA

SELMA LAGERLÖF

Editorial: FUNAMBULISTA




SINOPSIS:

 En La leyenda de una casa solariega, la Premio Nobel sueca Selma Lagerlöf cuenta la historia del estudiante Gunnar Hede, quien, hechizado por la música de su violín y a punto de perder su mansión campestre en Dalecarlia, cae en la locura. La joven Ingrid Berg, rescatada por él de la tumba, aceptará la difícil tarea de curar a Gunnar con su amor inquebrantable y sacrificado. La novela —a la manera de cuento de hadas psicológico— plantea con extraordinaria intensidad el tema de la lucha entre el bien y el mal, sin dejar de ser un estudio de las relaciones personales y de la aceptación de la alteridad y de la diferencia, al tiempo que es una variante de «la Bella y Bestia», en la que la atmósfera de fábula se fusiona perfectamente con elementos terrenales y con el retrato humano de los personajes. Selma Lagerlöf, mundialmente famosa por su El maravilloso viaje de Nils Holgersson a través de Suecia, muestra un gran conocimiento de la psicología humana en esta novela en la que tanta importancia revisten los temas de la música y el amor, junto con notables pinturas del paisaje y motivos sobrenaturales que el genio de Lagerlöf consigue integrar orgánicamente en la narración. Esta historia es una de las obras más redondas, dramáticas y de mayor calidad estética de la más grande autora sueca de todos los tiempo.

Opinión personal:

"Hay libros maravillosos inundando las estanterías y que no conocemos". Esta frase lo engloba todo así que no voy a decir mucho más.  Eso me dijo ayer la bibliotecaria cuando fui ayer a darle las gracias por haberme recomendado este libro. Y es que para mí ha sido todo un hallazgo descubrir a esta autora para mí desconocida hasta ahora aun habiendo sido la la primera mujer que recibió el Premio Nobel de Literatura. En este libro descubrimos nuevamente cómo el amor lo puede curar todo. La música de un violín y el amor de Inigrid que con sus ensoñaciones dan a la novela un aire de fantasía,  serán el medio de rescatar a Gunnar de su locura en esta  preciosa historia. Tenéis que leer el libro.
Además, el postfacio que escribe la traductora sobre las claves literarias y autobiográficas del texto me han parecido muy interesantes.

Un negocio llamado solidaridad



Hace 10 años me llamó una amiga para decirme que se había enterado por otra amiga suya, redactora de la revista Sport Life, que se iba a organizar en Madrid la primera carrera de la mujer en favor de la lucha contra el cáncer de mama y querían dar difusión a la noticia . Yo no lo pensé dos veces, llamé a mis colegas del running y en cuanto se abrió el plazo de inscripción allá que fuimos.. Las inscripciones se realizaban en un Hotel que está por la C/ Santa Engracia y el precio era de 3 euros. Un euro para la AECC y dos para organización de la carrera. No sé si llegamos a las 5000 corredoras pero me gustó el ambiente, las bromas y las payasadas, algunas protagonizadas por algunos hombres que no pueden evitar el afán de protagonismo y se se cuelan disfrazados  con pelucas, minifaldas y otros atuendos propios de las féminas, y es que algunos con tal de llamar la atención.... La meta estaba en el Estadio Vallehermoso (como la Media Maratón de Madrid por entonces) donde, además, montaban un escenario para diversas actuaciones con el fin de dar un ambiente más festivo a la carrera, las musicales eran casi siempre a cargo de algún "triunfito".   Pero sobre todo me gustó por el gesto solidario de tantas mujeres que nunca habían participado en una carrera y y que se atrevieron con los 5 km del recorrido. Ellas sí tienen mérito, y no las que corremos habitualmente.
 Al año siguiente fuimos muchas más, llevamos a nuestras hijas, ellas a sus amigas, estas a sus madres... la carrera cada año era más popular. Todo era perfecto, el clima primaveral del primer domingo de mayo, estar con las amigas, disfrutar haciendo deporte, echar unas risas y lo mejor de todo es que aquello tenía un fin benéfico. Pero pasaban los años, las inscripciones ya se realizaban en grandes centros comerciales, la meta era en el Parque del Retiro (también como la Media Maratón, ya me parece mucha casualidad). El precio de la inscripción iba subiendo cada año, lo que permanecía inmóvil era la cuota de un euro que se aportaba a la AECC por lo que llegó el momento de decir basta, no me parecía justo.
Vamos a ver,  que la camiseta les cuesta menos de un euro, y la bolsa del corredor es como la de la mayoría de las carreras ultimamente, algo ruin, así que eso no es escusa por si alguien lo está pensando.
 Pues bien, este pasado domingo se ha celebrado la X edición de esta carrera en Madrid y ayer escuché cómo unas compañeras criticaban este mismo hecho, el que la cuota haya llegado a los 8 euros, que haya aumentado igualmente el número de empresas patrocinadorrs y sin embargo la aportación económica, objetivo supuestamente por el cual se organiza, sigue siendo nimio en comparación con el importe recaudado... haced cuentas, 23000 corredoras... Yo desde aquí os invito a que sigáis corriendo, el deporte es salud, pero en lugar de pagar 8 o 9 euros de inscripción, corráis sin dorsal el próximo año y el dinero íntegro se lo entreguéis directamente en la AECC, en la web podéis encontrar varias formas de hacerlo llegar.
Seamos solidarias pero que no nos engañen.