Lo inverosímil se hace a veces tan creíble y lo corriente tan abstracto que, en algunas ocasiones, no somos capaces de distinguir algo real de un sueño.
De modo que, si albergas en tu mente el pensamiento de que los burros vuelan, es obvio que se trata de un sueño, porque en realidad este hecho no existe. Aunque podemos llegar a la conclusión de que han sido las emociones que han actuado en tu subconsciente influenciable, ya que, aunque los burros no vuelan, sí ascienden.
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