Intento traer a mi memoria el recuerdo del día en que nos conocimos, las emociones vividas, los sentimientos compartidos... pero han pasado tantos años que el tiempo ha ido borrando los recuerdos... aunque se me antoja que fue un día como hoy, cuando
los campos lucían su mayor esplendor y los telediarios anunciaban el comienzo de la primavera como si fuera el comienzo de una nueva era, la noticia más importante del día que cada año se repite, cuando hace semanas que se les adelantaron los del "corte inglés", algo que también se repite cada año. La primavera llegó tarde porque se anunció tarde, así de simple es todo.
Apareciste en mi vida preocupándote por mi higiene bucal y consiguiendo arrancarme la mejor de las sonrisas. Viniste a traer luz a mi
oscuridad, llegando a todos los rincones e intersticios donde el cepillo de dientes no llegaba. Poco a poco me fui acostumbrando a tu presencia en mi vida y así
hasta el día de hoy, en el que puedo confesar públicamente que no puedo vivir sin
ti.
Poder reír abiertamente sin temor a enseñar mis blancos incisivos es una sensación indescriptible que no tiene parangón. Desde entonces, mi vida es más
feliz ¡puedo sonreir!
Tan solo hay un
momento del día en el que ese gesto es imposible, se trata de cuando, cada mañana, camino del trabajo, adelanto al mismo camión cargado de cerdos que va dejando una estela de olor por toda la autovía y que no es a chanel precisamente, obligándome no solo a cerrar la boca sino a quitar una mano del volante para taparme la nariz.
Estoy completamente segura de que si Leonardo
Da Vinci te hubiera conocido, habría pintado a La Gioconda con una enorme sonrisa que mostrara sus dientes y no con la boca cerrada y con ese rostro
que, según el día que tengamos, podemos pensar que nos sonríe o que le están pisando el
callo.
Muchas veces son las cosas pequeñas y sencillas que otros pueden considerar poco importantes, las que nos hacen más felices en el día a día.
Muchas veces son las cosas pequeñas y sencillas que otros pueden considerar poco importantes, las que nos hacen más felices en el día a día.
Enviado desde mi Sony Ericsson Xperia mini pro de última generación mientras voy conduciendo por la M40 con la ventanilla bajada tratando de rascarme la planta del pie izquierdo con el pedal del embrague a la vez que trato de resolver un soduku sujetando el boli con los dientes y me voy pintando las uñas de color verde.
1 comentarios:
Jajaja ¡muy bueno!
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