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Dicen, dicen, dicen

Foto: Periodistadigital
Los pollitos dicen pio pio pio, cuando tienen hambre, cuando tienen frío.

Pujol dice:  dicen,  dicen, dicen,
que me llevé los dineros,  malversados o mal-versados,
a  Andorra,  el paraíso fiscal, presuntamente, o, sencillamente,  paraíso,
Andorra, la que conserva impecable el blanco paisaje de sus montañas
¿acaso alguien lava más blanco?
Andorra es limpia, es Vella,

Dicen, dicen, dicen que esto no es serio
que cada uno amasa su propia e inmensa fortuna y es libre de hacer y deshacer con sus dineros, pero no es cierto, porque quien hace eso no es libre sino esclavo. Esclavo de la miseria porque no hay vida tan larga para gastar tanto dinero. Es  más feliz el generoso, el que se gana el pan con el sudor de su frente y no traiciona al compañero y le vende por un ascenso, el que comparte... el que no ROBA. El que se pone del lado del que sufre, del necesitado, del que vive al borde de la pobreza, porque hoy, o tal vez mañana, se dé la vuelta a la tortilla y tú, que abusaste de la autoridad y sometiste a otros bajo el yugo de la opresión, tendrás que rendir cuentas ante los tribunales, y el dicen, dicen, dicen, no será más que una estrategia para intentar desviar la atención, como si nos acabáramos de caer de un guindo.