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Pánico en el túnel.


¿Por qué, si los sábados son para descansar, tienes que aprovecharlos para ir a pasar la ITV, por ejemplo?
A.-Porque tu horario laboral no te permite ir entre semana.
B- Los domingos cierran.
C- Es hora de cambiar de coche.
Por suerte has madrugado y solo tienes que esperar media hora antes de que llegue tu turno, solo entrar en el túnel te produce angustia y estrés:
¡intermitentes! ¡freno! ¡antinieblas!
Y luego están esas fosas a las que un señor baja y grita desde el más allá ¡mueva el volanteeee! ¡pise el frenoooo! y tú con tal de que no te echen para atrás pisas el pedal con tanta fuerza que si fueras el capitán del Titanic habrías evitado que chocara con el iceberg ¡ya es suficienteeee que va a romperlooo! Y casi pasas la prueba, de no haber sido por esas ruedas viejas traseras, pero bueno, qué hacéis ahí todavía vosotras ¿no sabéis que ya tenéis 7 años? Pues menos mal que aquí no te inspeccionan el teléfono móvil... Luego pasas a BOXES donde ponen un aparato en el tubo de escape para medir los humos y por los acelerones que le pega el operario aquello tiene mala pinta. Te muestra una pantalla donde pone máximo 3 y marca 7 ¿es grave, señor? podemos salvarle, pero tiene que volver otro día. Y entonces sales de allí con los malos humos del coche, con los tuyos propios, porque la circunstancia así lo requiere, y con las ruedas viejas y gastadas. Te toca volver antes de 15 días si no quieres volver a pagar. Pero buscas un taller y todo está cerrado. Estás teniendo un día redondo y aún no son las 10 de la mañana.
Subes al coche de vuelta a casa y pones música, llevas un CD de Danza Invisible y en la "cara UNO" Javier Ojeda te dice "No quiero bailar contigo" ¡ni yo contigo! y apagas el aparato de música con pena, sientes que nadie te quiere hoy, piensas en cómo serían las cosas si fueras un huevo y encontraras un mullido nido donde descansar y que una gallina te arrope y... ¡despierta Calimero, la Guardia Civil te está mandando parar! La que te faltaba, con todos los papeles de la ITV desparramados por el asiento. Respondes a su saludo con otro ¡buenos días! y te piden soplar por un tubo, vaya, por esta vez no han preguntado ¿sabe por qué la paramos? Así que soplas sin miedo porque esta mañana, por suerte, pusiste café en la leche en lugar de cerveza. Además, como ya habías superado la perturbación angustiosa del ánimo, les has hablado con firmeza sobre el motivo por el que has dejado pasar el plazo de la inspección técnica del vehículo, total, solo ha sido una semana, no has ido antes por el horario de trabajo, les ha faltado hacerte la ola por tener trabajo aún, pero les dices "no, no, por favor, que me da mucha vergüenza, me conformo con que me indulten la multa". No ha colado.
Llegando a casa tu olfato te pone en alerta roja, un absurdo pensamiento te asalta ¡se me han pegado las lentejas! piensas en voz alta con la ventanilla bajada y la chica que está a tu lado parada en el semáforo, que te oye y primero se desternilla, después cambia la expresión de su cara y sale acelerada... creo que eran las suyas.
¿Qué habíais pensado? yo aún no había preparado el menú de hoy.

En Asturias siempre es primavera.

He vivido mi última Semana Santa en un pueblo del oriente asturiano, y digo última no porque tenga pensado morir pronto, eso solo Dios lo sabe y tampoco tengo miedo, no vayáis a pensar lo contrario, si el Señor nos dijo que lo que nos íbamos a encontrar en el cielo no se podía comparar con lo que tenemos aquí y después de haber estado, como digo, una semana en el paraíso, no tengo miedo de que me llame. Y cuando digo "vivir" no me refiero a vivir la Semana Santa como una simple espectadora sino desde dentro, participando en todos los actos religiosos que son el centro de esta semana desde la celebración de la Última Cena pasando por la Pasión y Muerte en la Cruz, muerte que venció anoche tras la Resurrección que celebramos en la Vigilia Pascual.
Después de vivir esto en un lugar, hace que te sientas más identificado con ese sitio y que, además, logres ver todo lo que te rodea de otro modo, como si tanta belleza te apuñalara los cinco sentidos.
Si alguna vez habéis dormido tendidos en la playa al arrullo de las olas, o a orillas de ese remanso de paz como es un río que fluye por esos bellos parajes y cuyo silencio solo se rompe por el canto de los pájaros o por sonido de las hojas de los árboles al ser mecidas por el viento... o por esa piedra que nace del fondo y que rompe el arroyo en cascada... y ese despertar con el canto del cuco... si habéis sentido esto, entonces sabéis de qué estoy hablando. Por favor, si eso es lo más parecido al Cielo ¡yo quiero ir!

"El mejor libro de autoayuda de todos los tiempos" José Ballesteros



EL MEJOR LIBRO DE AUTOAYUDA DE TODOS LOS TIEMPOS: LAS CLAVES DEL EXITO ESTAN EN EL EVANGELIO
de JOSÉ BALLESTEROS
S.A. EDITORIAL PLANETA






Amanecía un sábado de marzo y estábamos convocados a un curso para voluntarios de la JMJ Madrid 2011. El día anterior ya había dicho a mis compañeros que no iba, que me resultaba imposible por una serie de inconvenientes, algo imposible de superar, pero a medida que transcurrían las horas parecía que el camino se iba allanando y todo eran facilidades. Finalmente acudí y lo que me encontré allí no es fácil describir.

Para empezar, cuando hicieron las presentaciones, el primer ponente tenía un currículum muy brillante, entre otras cosas era profesor de la Univ. Complutense de Madrid. Nadie lo hubiera pensado por la sencillez y humildad con que explicó sus temas.


Llegamos al descanso y contábamos lo interesante que había resultado y nos preguntábamos a ver con qué nos iban a sorprender ahora, pero ya había valido la pena madrugar un sábado y estar allí.

Y llegó el segundo ponente o conferenciante, más títulos, colaborador en varias universidades, nos dijeron en la presentación, incluso, que había escrito un libro. Su trabajo principalmente consistía en dar cursos y conferencias a directivos de empresas, algunas de las más importantes del país y también en el extranjero, pero además, tenía un sentido del humor que nos atrapó a todos los presentes y consiguió que la jornada fuera de lo más interesante y divertida que hubiéramos podido imaginar.
Menudo personaje, alguien le pregunta el título de su libro y dice con un tono imitando a Francisco Umbral ¡yo no he venido aquí a hablar de mi libro! La enorme sala que ocupábamos estalló en carcajadas, ninguno de los allí presentes quedaba impasible a sus comentarios y sus bromas.
Al grano, que el curso fue muy interesante y aunque me ha costado encontrar el libro, lo compré y ya lo leí. Si nos fijamos solamente en la primera parte del título podemos pensar que se respira mucho ego, pero no, todo lo contrario, de lo que nos habla es de los Evangelios, de cómo nos pueden ayudar en nuestra vida.

Debo decir que aunque he leído alguno, no me han gustado nunca los libros de autoayuda, de hecho ya el nombre no me gusta, si es "autoayuda" ¿qué pinta el libro?

En este caso, además de resultar atractivo el título del libro, me impresionó el autor.

A través de un diálogo y de su personaje, Tomás, el autor nos va desgranando algunos pasajes de los Evangelios como respuesta a los interrogantes de Tomás, un joven con mucho éxito en su trabajo y en su vida, pero no es feliz. A través de estas conversaciones, irá descubriendo con la ayuda de los otros personajes, que si tenemos a Dios en nuestra vida todo cambia, aunque ese cambio no tiene que ser inmediato como a veces queremos, pero hay que perseverar y cuanto más nos acercamos a Él nuestra vida es más plena. En el libro se nos muestran algunos pasajes del Evangelio llevados a nuestra vida cotidiana, cada vez que los leemos podemos interpretarlos de modo diferente pero el mensaje es claro y directo y , por supuesto, recomiendo el libro a todos, a quienes conocen los Evangelios y a quienes no los conocen. El mensaje más importante es que Dios nos AMA (AMOR con mayúsculas) y si en nuestra vida primero dejamos entrar a Dios, después cabe todo lo demás, tenemos tiempo para todo.

Y por si alguien se pregunta qué hacía José Ballesteros impartiendo un curso para voluntarios, debo decir (otra vez) que fue de lo más interesante y de gran ayuda para lo que nos espera en el mes de agosto, además, nos hizo ver a todos (he dicho a todos) dónde teníamos el Norte...

"Cumpleaños" Cesar Aira



CUMPLEAÑOS
de CESAR AIRA
Editorial: DEBOLSILLO




Resumen del libro:


Un libro especial dentro de la prolífica obra del autor de Ema la cautiva. Un comentario banal mueve al autor, cumplidos los cincuenta años, a reflexionar sobre sus supuestas certezas y sobre la incertidumbre que está por venir. Una obra breve y exacta que habla sobre la relación entre vida y escritura.



Opinión:


En su 50 cumpleaños el autor despliega su asombrosa narrativa para hablarnos de su trayectoria literaria a lo largo de esos cincuenta años, no haciendo mención a muchas obras sino a lo que forma toda su obra, su Enciclopedia. No sé si lo deja entrever, o a mí me lo parece al menos, que leer libros es como una experiencia más de la vida, leer nos hace imaginar, vivir historias en las que nos adentramos con la capacidad imaginativa que poseemos cada uno. Cada libro, a una persona le puede decir algo diferente, producir sensaciones o sentimientos de lo más dispares pero lo que sí aporta son conocimientos que no hacen que seamos menos ignorantes como llega a decir el propio autor. Hace que nos hagamos preguntas, hay muchas cosas que ignoramos o que creemos saber y realmente no sabemos.


El protagonista está un poco obsesionado por no haber entendido por qué la luna adopta distintas formas y resto de la gente sí lo entienda, eso le hace sentirse ignorante.


Por otro lado, en un bar, la camarera reconoce al escritor y le hace preguntas porque su ilusión también es escribir, él se sorprende por el modo en que la chica se abre y le cuenta cosas muy personales de su vida, de algún modo queda cautivado y cuando un día regresa, ella ya no está, ni siquiera le había preguntado su nombre. No sabemos por qué muchas veces hay personas que conocemos y que al contrario de pasar desapercibidas como pretendemos en un principio, dejan alguna especie de huella que nos impide olvidarlas.
Como dijo no sé quién, "leer es una invitación al puro placer de dejarse arrastrar por historias siniestras o fantásticas", o simplemente historias como este libro, el placer de leer por leer, o disfrutar leyendo y no porque la historia resulte atractiva.

Correr ¿para qué?


Hoy, a las 9.00 am, media hora antes de que dieran el pistoletazo de salida de la 1/2 Maratón de Madrid, unos compañeros nos habíamos dado cita en el Parque del Retiro como cada año para ir juntos hasta la salida y sacarnos antes una foto para el recuerdo. Esta vez había un motivo más que nos unía y lo llevábamos grabado en las camisetas aunque, sobre todo, en el corazón.
Antes de la salida guardamos un minuto de silencio por el corredor muerto el año anterior tras cruzar la meta. Después, uno de los organizadores, nos leyó, muy emocionado, a los casi 15000 corredores, el correo que le había enviado una chica que, el año anterior, cruzó la meta casi a la vez del chico que murió. Muy valiente al reconocer públicamente y delante de tantas personas, que no se había vuelto para mirar cuando este chico cayó desplomado. Ahora, decía el correo, cada vez que sale a correr es como si sintiera la presencia de este corredor a su lado.
Como tengo por costumbre dar muchas vueltas a las cosas, he empezado a correr con un pensamiento ¿yo qué hubiera hecho? o ¿y si fuera yo quien, al cruzar la meta, cayera desplomada? en una ocasión a punto estuvo de suceder pero tuve la suerte de que alguien lo evitó. Y a lo largo de la carrera he ido pensando... está muy bien correr, se disfruta y se sufre también, pero cada cosa en su justa medida. Nuestro cuerpo nos avisa cuando vamos mal y yo por primera vez y después varias medias maratones he hecho caso de las "señales", me he dosificado y no he hecho ninguna burrada. Eso sí, mi tiempo ha sido el peor de mi historia como aficionada que soy a estos eventos deportivos.
La mayoría corremos porque nos gusta correr, no para aparecer en los primeros puestos, eso se lo dejamos a los profesionales que dedican horas y horas diarias a su entrenamiento. Si bien es cierto que me hubiera gustado hacer mejor marca pero me siento satisfecha porque dí todo lo que pude dar.
Cabe decir que en esta carrera los tres últimos kilómetros son muy duros, la subida de la C/ Alfonso XII, cuando ya llevas 17 km a tus espaldas, se hace aún más cuesta arriba de lo que es y al entrar en el Parque del Retiro hay gente que se para porque no puede más, yo ahí casi me muero todos los años, aunque esta vez no he parado.
Y como dos horas corriendo dan para mucho me han sucedido cosas que han hecho que la carrera sea más amena.
Para empezar os diré que una de las mayores satisfacciones es cuando la gente, que espera pacientemente para cruzar la calle, te aplaude y te anima. A veces los niños te ponen la mano para "chocar esos cinco". Ver a un canijo de unos tres años animando, aplaudiendo y poniendo la manita cuando pasas, no tiene precio. Qué decir cuando en la subida por Santa Engracia están los bomberos con las sirenas puestas para animar a los corredores...
Subiendo Bravo Murillo, aparecen como de sopetón, dos de las mastodónticas torres que han dejado pequeñas a las Kio por las que pasaremos más adelante. Al pasar por el km 8 un corredor me dice -envidio a las mujeres, mira, tú corriendo y mi mujer en casa- eh? solo pude contestarle "otras cosas hará tu mujer y más importantes, hombre" aunque también pensé, tío, que no te conozco de nada, pasa de mí, no tengo ganas de hablar que casi voy muerta, corta el rollo, si voy sola es por algo... y lo último que pretendo es dar es envidia nadie, ni se me había pasado por la cabeza semejante estupidez.
Lo mejor ha sido lo de la camiseta. Una señora leyó en voz alta lo que ponía y seguramente sin pretenderlo me animó. Ya no pensaba ni en el color de la camiseta como para acordarme de la inscripción que llevábamos mis compañeros y yo. Gracias señora!
Qué dura la subida de Serrano, en la esquina con Diego de León alguien aconseja con voz experta: -id flojito en la subida- ¿otra vez? pero si acabamos de subir!
Cada año pienso lo mismo -ésta es la última, no vuelvo, quien me mandará... y a mi edad- porque se pasa mal.
Próxima a la meta, un chico joven estaba animando muy efusivamente y al verme, volvió a gritar la inscripción de la camiseta, esta vez me lo dijo a mí, mirándome a la cara, ahí arranqué a llorar aunque sin parar de correr. A los pocos minutos, he cruzado la meta.