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Las bragas: una especie en peligro de extinción.

Los meteorólogos habían advertido que sería uno de los días más calurosos del año y, bien entrada la tarde, el sol seguía intentando torturar con sus rayos incandescentes a un numeroso grupo de personas que trataban de protegerse bajo la sombra de los elevados pinos y otras especies arbóreas que poblaban el lugar mientras, pacientemente, esperaban acceder al recinto de cierta escuela universitaria de la UPM donde iba a tener lugar un acto muy importante donde un grupo de chicos iban a ser los merecedores protagonistas.

Y allí estaba ella, con su vestido blanco de croché y sus tacones de vértigo, guardando cola como todos y tratando de disfrutar del momento hablando con otros acompañantes conocidos, pensando en lo próximo de las vacaciones y evitando dar importancia al calor sofocante que cada vez se hacía más insoportable.  Pero de pronto empezó a sentir los latidos de su corazón como si unas fuertes olas persistentes y agitadas lo golpearan y quisieran sacarlo de su sitio, ella intentaba mantenerse firme y trataba de ahogar los ayes lastimeros que querían salir al exterior,  los lamentos de esa tormenta que se estaba desatando en su interior y que estaba a punto de llegar al litoral, pero llegó lo inevitable y tuvo que decir "me encuentro mal" mientras avanzaba discretamente hasta el inicio de la cola para poder sentarse, llegó a pensar que alguien le daría el alto por querer colarse pero al contrario, la gente se abría a su paso como si lo llevara escrito en la cara hasta que cayó inconsciente en el suelo. Después de unos pocos minutos, pero eternos y mientras recobraba el conocimiento alguien le tomaba el pulso y le hacía preguntas,  era una médico que la estaba socorriendo allí mismo, en el suelo lleno de hojas secas,  y había pedido a uno de los acompañantes que le levantaran las piernas, ya sabéis, por la cosa del riego sanguíneo. Pero lo primero que pensó fue, por favor,  se me están viendo las bragas. Cuando pudo levantarse le sacaron una silla que ocupó hasta el comienzo del acto mientras la médico seguía con ella, dos mujeres la abanicaban y otro le traía una bebida reparadora... otra a quien no conocía de nada  apareció con su bolso que lo había rescatado antes de la caída. Todo un despliegue de atenciones,  nunca sabemos con qué nos puede sorprender el día pero es una suerte que siempre haya un médico cerca y  gente dispuesta a ayudar...

Los ángeles de Charly.


Había una vez tres muchachitas muy peligrosas que fueron a la academia de policía pero yo las tuve que apartar de todo aquello y ahora trabajan para mí. Yo me llamo Charly. My name is Charly.
Como base de operaciones utilizo la comisaría de un populoso barrio de Madrid llamado Matapuerca. La comisaría es conocida por su  fachada amarilla llena de  grafitis  azules  lo que favorece nuestra misión secreta aunque hay gente que entra preguntando por un tal Lidl.
Y ahí trabajan mis tres ángeles. Siempre les encargo sus misiones secretas por teléfono o en un despacho donde las recibo de espaldas y con una grapadora en la boca para que no me reconozcan ni la voz  porque si supieran  quien soy no me respetarían.  Soy  el comisario y todos me miran raro desde el día  en que a un compañero de asuntos internos le mostré el dedo corazón con mucho entusiasmo mientras salí de su despacho dando un portazo y vomitando todo tipo de improperios.  Además de que casi me pillo el dedo con la puerta, todos los compañeros calificaron mi actitud de cobarde y desde entonces me miran raro.
Mis muchachitas odian al comisario también pero adoran a Charly  y los cuatro formamos un equipo.
Os las voy a presentar sin más preámbulos:
Samantha, es la más curranta, llega muy temprano y se pone a trabajar sin parar hasta que llega Martina, contando con todo lujo de detalles lo que hicieron sus hijos desde que llegó ayer a casa hasta que les dejó hoy en el colegio y menos mal que por lo visto por la noche duermen. Y  Sabrina, que se queja por todo pero sus curvas me quitan la tos  y se lo consiento.
Hoy las he llamado para encomendarles una misión especial  en Valdemorillo,  nos han informado de la posible existencia de un laboratorio clandestino donde presuntamente se manipulan piensos para animales con sustancias prohibidas y hay sospechas del pastor a quien hay que investigar.
Cuando las he informado han empezado a discutir porque no se ponían de acuerdo en quién echaría la puerta abajo de una patada, al final se han ido y me han dejado tranquilo haciendo sudokus mientras escucho a Schubert.
Antes de llegar al pueblo se han topado con un rebaño de ovejas yme han  llamado  inmediatamente para informarme que acaban de corroborar la existencia del laboratorio, están viendo cientos de ovejas y son todas iguales ¡las han clonado!. Han colgado el teléfono sin esperar respuesta, han aparcado el coche lejos del pueblo para no levantar sospechas y se han acercado al pueblo a buscar la puerta del pastor intentando pasar desapercibidas, algo que no han logrado ni con esfuerzo.  Una modesta casa vieja alberga a la famila de pastores, Sabrina que siempre tiene que ser la protagonista ha dado una patada y ha pegado un susto de muerte a la mujer del pastor que estaba haciendo queso en ese momento. Menos mal que Martina hizo un curso de primeros auxilios en CCC y ha logrado hacerle algo parecido a un masaje cardiaco mientras Samantha la apuntaba con su arma a la cabeza para cuando volviera en sí no fuera a salir huyendo.
¡Charly, los hemos pillado con las manos en la masa, además hemos encontrado bajo el fregadero todo tipo de sustancias prohibidas, botellas de lejía, amoniaco e incluso un
sospechoso líquido verde posiblemente el clembuterol  que buscábamos y de la marca fairi!
¡Buen trabajo, chicas, sois la caña!

¡Gracias Telefónica, te queremos!


¡Gracias!
Por seguir dejando tu listín gordo en mi puerta cada año aunque ya hace tiempo que te dejé por otra mejor y más barata...
¡Gracias!
Con qué encendería la barbacoa los domingos si no fuera por ese montón de páginas grises ¡cuántas historias se esconderán detrás de tantos nombres!
¡Gracias!
Por permitirme cercenar las hojas de tu guía  y ver arder la página de los que empiezan por "R" donde seguro aparece el nombre de aquella profesora de matemáticas que consiguió que se me atravesara la trigonometría y que provocó que, a partir de entonces, siempre me saliera por la tangente...  (Creo que la Obregón  tuvo algún problema parecido  pero con  los senos... algún trauma trigonométrico de alta presión que no pudo superar por ser mujer de altos vuelos).
¡Gracias!
Estas van de parte de nuestros bosques y de las generaciones futuras,  por seguir utilizando papel cuando tanto presumes de las nuevas tecnologías. Aportando tu granito de arena para contribuir a la desertización del planeta. Tú sí que sabes.
¡Gracias!
Porque ni el mejor ladrón de guante blanco roba con tanta elegancia  como tú a los pobres ciudadanos, preferentemente a los jubilados, cobrándoles servicios que ni siquiera saben utilizar o que ni sabe que existen. Porque te aprovechas de las personas honradas y no eres capaz de evitar el engaño de los que utilizan vuestros servicios con nombres falsos y os dejan facturas pendientes de pago. No cabe decir que quien roba o engaña  a un ladrón tiene cien años de perdón, porque el que roba a un ladrón es otro ladrón, eso sí, más listo y avezado.
¡Gracias!
Porque me sigues recordando a pesar del paso de los años  y me llamas cada semana para rogarme que vuelva contigo. No insistas más, por favor, eres muy amable ¡pero déjame en paz de una vez!
¡Gracias! 
Porque has conseguido crear en nuestro mundo un paraíso fiscal. Qué sería de la crisis sin ti.
Y por último te digo ¡gracias!  ¡te queremos! aunque no eres de nuestra familia ni tampoco te merecemos... (como cantan los niños en las excursiones del colegio).
O mejor esta que cantábamos en mi época que no éramos tan finos:  una vieja y un viejo van p'Albacete  van p'Albacete y a mitad del camino va telefónica y te la   ...  
Y es que Telefónica siempre se sale riendo.