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La princesa posesa

Y los muchachos del barrio le llamaban loca, y  un hombre vestido de luces le dijo ven.   Ven acá princesa, que te voy a hacer famosa. Y tuvieron una hija que no quería comer pollo, pero se compraron un tigre, que, qué tendrá que ver digo yo, pero como cada cosa que hacían era noticia, ya veis, aquí me tenéis haciendo una crónica de lo absurdo.
Pero como la princesa de barrio ya tuvo  una hija, sólo le faltaba plantar un árbol y escribir un libro sobre su vida, una larga trayectoria llena de nada porque no dio palo al agua y vivió del cuento de plató en plató. Como si fuera "la Belén Truman del show del ídem", solo que el personaje al que daba vida Jim Carrey vivía engañado, todo el mundo conocía cada paso que daba sin él saberlo y sin cobrar un duro, aquí es exactamente al revés en todo.
Pero ahí  la tenéis, firmando ejemplares de su libro entre lágrimas y sollozos por la acogida de un emocionado público que grita ¡arriba la Esteban! Que aguantan horas de cola y pagan casi 20 euros por ese bodrio de libro para seguir alimentando al monstruo que se ríe en la cara de todos los pringaos que compran el libro.
 Y mientras la Esteban recorre la geografía española vendiendo libros como churros, otro personaje sin oficio ni beneficio, Paquirrín, arrasa en youtube  con casi dos millones de visitas cantando al mundo “así soy yo de feo”  como si no lo supiéramos… no tenía suficiente con pinchar discos, ahora también se los traga. Ha nacido una estrella, el nuevo Justin Bieber de la Pantoja.
Desde este blog recomendamos no leer a " la Esteban", no escuchar a Paquirrín y no ver telebasura. Recodad que vuestros actos son el espejo en el que se mirarán vuestros hijos que son el futuro.

Un pedo de vaca


Los argentinos lo saben todo sobre las vacas. Nosotros nos quedamos en que la vaca da leche, con la leche se hacen yogures, queso, mantequilla… alimentos ricos en calcio y que además son principal fuente de alimento.
 La vaca también nos proporciona carne y podemos, además, utilizar su piel para fabricarnos una bonita chupa de cuero o un cinturón, por ejemplo. Incluso sus boñigas tienen un importante atractivo como abono para el campo alcanzando alto valor en los mercados y llegando, incluso, a cotizar en bolsa. Hasta ahora, esos eran todos mis conocimientos sobre producción bovina, pero acabo de ver un reportaje en tv sobre unos investigadores argentinos que han descubierto una fuente de alternativa energética. Lo último en energía renovable, y que consiste en el aprovechamiento del metano de los pedos de vaca de modo que, transformado en biocombustible, es capaz de generar luz, calor e incluso mover un coche.
 Una vaca emite 300 litros de metano al día, y los técnicos explican que, por ejemplo, una nevera necesita para funcionar al día, 100 litros de pedo de vaca. La forma de recoger ese gas es fácil, se le pone a la vaca una especie de mochila con una bombona que recoge esos gases del rumen y los deposita en una bombona que los transforma en energía.
 Dicen los expertos que es fácil y barato pero no sabemos si las vacas piensan lo mismo porque cuando les hemos preguntado no han dicho ni mu. Esos animales que parecen indefensos y se pasan todo el santo día rumiando y moviendo la boca igual que Caparrós mascando chicle, resulta que liberan gases de efecto invernadero altamente contaminantes y contribuyen al calentamiento global.
 Si estáis pensando comprar una mascota, en los tiempos que corren la más rentable es una vaca porque podéis autoabasteceros de casi todo, de alimentos, combustible, abono para los geranios…
 Que no se enteren los del gas porque les va a faltar tiempo para subirnos la tarifa.

La gula del bogavante

Había empezado a caer la noche y las numerosas luces de colores ya iluminaban las principales calles de la gran ciudad. Los Antúnez habían olvidado el verdadero sentido de la Navidad y habían salido de compras dispuestos a tirar la casa por la ventana. A pesar de la estrechez económica por la que estaban pasando ya habían llenado la nevera de exquisitos manjares, ya lo ahorraremos durante el resto del año comiendo mortadela de aceitunas, se decían, pero este año cenamos bogavante.

 Así que con ese espíritu de consumismo se dispusieron a recorrer tiendas y centros comerciales buscando a saber qué y sin llegar a imaginar que un trágico suceso estaba a punto de ser gestado en su casa en ese momento.

La vivienda estaba completamente a oscuras, la penumbra se había adueñado de cada rincón, incluso el interior de la nevera estaba sumida en la más profunda de las tinieblas. En sus estanterías estaba todo preparado para la cena de Navidad, chuletillas de cordero , un pitu caleya, langostinos, gambas y almejas para la sopa, canapés de salmón ahumado…

 Ese frigorífico se iba a convertir en escenario del más escalofriante pasaje del terror. No estaban ni Freddy Krueger, ni la niña de la curva, no, nada de eso, lo que había allí oculto esperando su momento era un enorme bogavante vivo con unas pinzas inmensas que manejaba con mucha destreza y que tenía hambre, mucha hambre. Primero rompió un yogur de pera pero no le resultó muy atractivo su sabor así que indultando a la sección de lácteos siguió su recorrido a través de las estanterías enrejadas hasta que su instinto le llevó hasta la bandeja de los langostinos y devoró todos, uno a uno, no dejó ni las cáscaras.
 En la bandeja de al lado, testigos de lo que acababa de suceder, unas gulas desnortadas empezaron a huir de su plato saltando por el bote de mermelada que les sirvió de tobogán hasta llegar al cajón de la fruta donde pudieron refugiarse entre las hojas de una escarola. El bogavante se había convertido en el más peligroso depredador y ningún alimento estaba a salvo. Después de los langostinos se tragó el pitu y así fue comiendo y destrozando todo con total impunidad, incluso se atrevió a atacar el cadáver de una trucha sacándole los ojos y dejando solo sus espinas.

 Cuándo los Antúnez volvieron a casa sintieron una sensación extraña al entrar en la cocina. Abrieron la nevera y allí estaba el monstruo, desafiante, con sus pinzas levantadas dispuesto a atacar. Alguien debe avisar a ese niño, Marco, y darle la trágica noticia, su madre no está en Argentina, que no la busque más, se la ha tragado el bogavante.

Comunicación

Desde que nacemos, los hombres tenemos necesidad de comunicarnos.  Este proceso conlleva una acción, la emisión de señales, gestos, sonidos…  con los que intentamos dar a conocer un mensaje.
Así fue cómo nuestros antepasados prehistóricos nos dejaron una riqueza cultural y artística importante. A través de sus pinturas rupestres en cuevas supimos de su forma de vida, descubrimos que el bisonte era un animal que cazaban para alimentarse con su carne, vestirse con sus pieles y fabricar con lo que sobraba utensilios de cocina y otros complementos de moda rupestre que algún día terminarían vendiendo por internet. Importante no confundir bisonte con visón, la piel de éste último es la que caracteriza a ciertas señoras de alto standing hortering, y no es enviding.
 Pero la sociedad evoluciona, aunque hay quienes todavía se empeñan en ir dejando por donde pasan, señales a lo cromagnon, como los grafitis  y otras formas de expresión “artística”, en las vallas del instituto del barrio, en fachadas de locales comerciales, en los puentes de las autopistas y en los lugares más insospechados que hacen que nos preguntemos ¿¡cómo habrán subido ahí!?
Luego están los troncos de algunos árboles, aunque esa costumbre ahora se está perdiendo, por suerte, gracias a que existen las redes sociales como  Facebook o Twitter, entre otras. El concepto de muro o tronco ha cambiado.
Pero estas herramientas en manos de adolescentes que padecen enagenación mental transitoria, más conocida como enamoramiento prematuro, tienen más peligro, a veces,  que Lady Gaga con una motosierra en una piscina de bolas.
Antes de que existieran las redes sociales, las mayores informadoras eran las porteras de los edificios, comparables  a los servidores informáticos  y que aún hoy siguen haciendo su función. Son como un punto de intersección que forma parte de una red (el edificio) dando soporte  (información) a otros puntos de intersección (los vecinos) siempre dentro de una misma red o edificio. De este modo todos los  vecinos están informados sobre el resto de sus vecinos sin necesidad de ser indiscretos con sus preguntas. Incluso están informados de la vida social y política sin  necesidad de leer la prensa.    

Sobre los tipos de comunicación no verbal, solamente voy a centrarme en uno que me llama la atención, se utiliza principalmente cuando vamos conduciendo y alguien hace una maniobra peligrosa que nos puede perjudicar. Aquí hay un gesto que es universal y todos entendemos sin saber idiomas ni el  lenguaje de signos para sordos. Consiste en mostrar con entusiasmo el dedo más  largo al conductor del otro coche. Da igual que sea chino, chileno o chipriota, te ha entendido perfecamente. La DGT advierte que esa práctica no es recomendable en casos de estrés, ansiedad o estreñimiento porque puede provocar caries. 
Al que pintó la marca roja le faltaba una primavera.
Al de la  flecha azul dos otoños y un invierno.
Al que lo permitió, 19 días y 500 noches.