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Mis gafas verdes de 2 gigas




Me quedé sopa leyendo y me cargué las gafas así que tuve que ir a la óptica inesperadamente a comprar otras.

Al chico que me atiende, y a quien doblo en edad, le pido directamente unas gafas para la presbicia. Me dice que si sé la graduación, le digo que tengo 1,50 pero que las quiero de 2 gigas para ver mejor y más grande.

Le da la risa floja, su compañera de mostrador se empieza a partir la caja y yo... sin pillar el chiste.

Por fin caigo en la cuenta del lapsus que he tenido y les sigo el rollo. Su mirada amable ha hecho que se desvaneciera el pequeño atisbo de enojo que se me había empezado a notar en los ojos, así que cuando me ha preguntado si quería volver a graduarme la vista por si me habían aumentado las dioptrías le he dicho que no, que gasto pocas porque leo en casa y tengo wifi.

Las gafas son verdes ¡más bonitas! y el joven optalmólogo me ha  prometido que si me vuelvo a quedar dormida con ellas puestas veré grande en mis sueños...  o algo así.