A Oscar y a su mujer les han entregado hace pocos días las llaves de su nueva casa. Están la mar de
contentos y han dado una fiesta. Han firmado una hipoteca de 185000€ a pagar
en cien años y la casa está en un pueblo de la provincia de Toledo donde Much dio el último Grito pero no les importa porque al comprar la casa les han regalado
un televisor de 24 pulgadas y un peine de color rosa.
Nos invitaron a la fiesta a todos los que habíamos sido sus
vecinos de la Calle Mosqueperros. Nosotros estuvimos en un tris de no ir porque
son un poco raros, pero al final
decidimos aceptar su invitación para no quedar mal porque iban todos nuestros vecinos y claro, no les
íbamos a hacer el feo.
Al llegar a su casa
con parcela, habían extendido una
alfombra roja de varios metros de longitud desde la puerta que da a la calle hasta la
entrada al garaje donde había todo un despliegue de camareros que iban pasando
con bandejas de comida y bebida. Habían contratado a una empresa de catering para el coctel de bienvenida. Un día es un día, si es preciso se amplía la hipoteca…
Olvidaron advertirnos que había que ir vestidos con traje de
noche así que yo me presenté en vaqueros, aunque no me arrepentí, la verdad.
Teníais que haber visto cómo quedan unos vaqueros paseando por la alfombra
roja, ya os pasaré la foto del Photocall. Mis vecinas llevaban todas unos
vestidos horrendos, aquello se parecía más a la ceremonia de los Oscar`s que a la fiesta
de Oscar.
Pasaron las horas y aquello se fue animando, la música a
todo volumen… algunos bebían y bebían y
volvían a beber… otros se habían empezado a fumar las hojas de
una especie de geranios que tenían en una maceta y aquello empezó a echar un
humo y un olor, que el solo hecho de respirar cerca del humo, aquello te tumbaba.
En un momento
determinado que, por más que intento recordar, no logro ubicar en el espacio tiempo, uno de los
invitados a la fiesta se quitó la ropa, se subió al tejado y agarrado a una cornisa amenazaba con lanzarse al vacío porque decía que
quería aprender a volar… Aunque parezca
increíble, nadie le hizo caso ¡ni yo misma!
Es como si todos estuviéramos hipnotizados.
De hecho, lo siguiente que recuerdo a partir de ese momento fue cuando estábamos todos en la comisaría, no
sé cómo habíamos llegamos hasta ahí, tampoco quiero saberlo.
El del tejado supongo que aprendió a volar porque leí las noticias locales al día siguiente y no hablaban de ningún accidente.
1 comentarios:
And the Winnerrrr iss..hip hip glub...
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