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Invasoras

No vienen de Marte ni de ningún planeta interestelar. Llegaron del otro lado del charco, del Atlántico, digo. Son plantas ornamentales que un día se hicieron hueco en nuestros jardines por ser decorativas y que poco a poco lo han ido invadiendo todo como la peor de las plagas.

Es la hierba de la Pampa o  cortaderia selloana que se propaga con mucha facilidad. Solamente una planta puede llegar a producir un millón de semillas. Si a eso le añadimos que se adaptan a casi cualquier clima, estamos hablando de que poco a poco nuestros campos están experimentando una importante metamorfosis paisajística y sin apenas darnos cuenta de ello.

De hecho, hay parajes en Cantabria y Asturias donde ha proliferado con mucha facilidad en pocos años y ya se está viendo cómo se ha ido transformando su paisaje por esta especie invasora que llega a destruir la flora autóctona. Sus raíces gruesas y profundas hacen que sea difícil su completa eliminación. La única utilidad que tienen es decorativa, ni sirve de forraje, al menos en nuestro país, ni produce ningún fruto, pero allá donde germina poco a poco va haciendo que desaparezcan el resto de especies vegetales.

Los márgenes de sus largas hojas perennes son cortantes aunque, de lejos, pueda parecer una planta inofensiva y delicada.  Para colmo, los alérgicos a las gramnias deben poner especial cuidado y evitar tener cerca alguna de estas plantas.

Aunque se conoce el peligro, aún se siguen plantando en muchos jardines privados, públicos y en las llamadas zonas "verdes" de algunas ciudades.

Si circuláis por la Autovía de Extremadura, por ejemplo, podéis ver que, en algunos tramos, las semillas han llegado hasta la mediana y han conseguido no solo acampar, si no sobrevivir, a pesar de que los encargados de mantenimiento se empeñen en podarlas cada año porque vuelven  a brotar con más fuerza y vigor.

Y es que los que somos de pueblo, o no, sabemos que a las malas hierbas, hay que arrancarlas de raíz.

1 comentarios:

Anónimo dijo...

Una buena metáfora de la corrupción

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