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¡Ha llegado el tapicero!


Mónaco está de fiesta, el país entero se ha paralizado para acudir a la plaza a ver cómo Alberto y Charlene presentan oficialmente al mundo a sus retoños apareciendo con ellos por el balcón del palacio, y yo he tenido que enterarme por el Corazón de Igartiburu de que habían sido padres, hace un mes, mientras me comía un plato de macarrones. Eso no tiene glamour, de haberlo sabido...

Para ampliar la información he tenido que ir a la peluquería a documentarme y a tirar de hemeroteca. En poco rato me he puesto al día, he visto todas las revistas que estaban en el montón para reciclar.

En la primera foto publicada de los padres con los recién nacidos, la madre sale impecable, como si no se hubiera despeinado y hubiera sido la cigüeña la que le trajera a los mellizos al mundo. Esa era la trola que nos contaban a los de mi generación cuando éramos pequeños cuando nacía un primo.
Hay que tener cuidado con las mentiras que se cuentan que a la larga pueden producir secuelas. Yo todavía, a mi edad, cada vez que veo a la cigüeña en la torre de la iglesia, me angustio mucho  porque pienso ¡ay, que se la va a caer el niño!

También hay que tener cuidado con el poder de convocatoria de los monegascos porque un parón en la producción de un país de semejante tamaño durante varias horas (...) puede afectar a la economía mundial y hacer bajar el precio del barril de brent o subir la prima de riesgo. Es como cuando viene un vendedor ambulante al pueblo con su megáfono, que se le oye hasta en los confines del extrarradio, y como sople el cierzo, le oyen en el pueblo de al lado también...  ¡ha llegado el tapicero, tapizamos sillas, sillones... nos levamos su colchón viejo... tenemos melocotones...! Cada vez que viene alguno, se nota que baja considerablemente el consumo de la luz y entonces nos suben la tarifa.

En Mónaco debe ser algo así, es pequeño, pero ya veis, tienen un príncipe y todo, y ahora también un heredero. Un heredero, no heredera, a pesar de que nació primero Gabriela, el primer puesto en la linea sucesoria es para Jaime Honorato Rainiero. Con lo modernos que parecen y qué machistas nos han salido. Esa niña cuando sea mayor debe reclamar el puesto a su hermano que, esperemos no haya salido a su padre...

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