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Empuñando la pluma.



Ayer un niño me dijo que su hermano mayor llevaba unas plumas colgadas en el coche porque decía que le protegían ¿de qué le protegen? le pregunté. No sé, él solamente dice que le protegen. ¡Apañados estamos! Imaginad qué ejército tendremos dentro de unos años, en lugar de aviones caza, misiles del largo alcance o lo que sea, plumas. ¿Qué nos ataca el enemigo? Sin problema, sacamos las plumas y le matamos de risa. ¡Ay, si Gila viera esto! Yo no digo que las armas se utilicen, estoy en contra de la violencia, pero hay que tenerlas siempre para "por si acaso" y si no aprended de nuestros mayores...

Hace unos días una amiga que se ve obligada por su trabajo a visitar a personas enfermas a sus casas me pidió que la acompañara a la casa de una anciana octogenaria que vive en una mansión muy tétrica de las afueras, no le importaba la hora, ella esperaría a que yo volviera de mi trabajo pero, por favor ¡que no se nos haga de noche! me suplicó. Llamamos al timbre y esperamos pacientemente a que la anciana señora nos abrieran la mastodóntica puerta. Nada más abrir, sus caniches con jerseys a rayas se precipitaron a recibirnos pero para mí pasaron inmediatamente a un segundo plano, en cuanto una pecera de gran tamaño llamó mi atención. En el fondo había, entre otras cosas, conchas de caracoles marinos, plantas, alguna figura de coral, trozos de cerámica y una calavera. Le digo a mi amiga sin que me oiga la señora: qué ¿una superviviente del Titanic? Pero me dio un codazo y me hizo callar aunque yo no podía evitar contemplar cómo los peces amarillos salían por la cavidad de los ojos de la calavera y cómo otros oscuros se hacían los remolones en la oscuridad siniestra de la boca aún con dientes.Veo que te llama la atención la pecera... Sí, sobre todo la calavera, parece real. Ah... la calavera...! es de mi difunto marido. Yo puse cara de ¡SOCORRO, SÁQUENME DE AQUÍ! Pero mi amiga me hacía gestos de: sé paciente, acabo enseguida.

Nos ofreció un café y unas pastas, o mejor dicho, lo sacó sin preguntarnos pero yo era incapaz de ingerir nada y menos aún cuando los perros babeaban y olisqueaban todo. Yo solo quería salir de allí… y la señora solo quería conversación, al menos intenté cambiar de tema: ¿no tiene miedo usted de vivir sola en esta casa tan… tan… tan grande? No hija, no tengo miedo pero por si acaso a alguien se le ocurriera entrar y darme un susto guardo la escopeta de caza de mi hijo para cuando viene de montería y siempre está cargada. También tengo un revolver en mi mesita de noche y un subfusil de asalto detrás de la puerta de mi dormitorio, también están cargados.

¡Pero qué es esto! ¡me has traído al arsenal de Rambo!

Un revolver, una escopeta... parece que con su vocecita indefensa nos está diciendo con qué ingredientes va a hacer la sopa, le ponemos un poco de munición, la dentadura del muerto y listo para comer... ¡o para disparar!

¿Nos quedamos a cenar?



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