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Los ángeles de Charly.


Había una vez tres muchachitas muy peligrosas que fueron a la academia de policía pero yo las tuve que apartar de todo aquello y ahora trabajan para mí. Yo me llamo Charly. My name is Charly.
Como base de operaciones utilizo la comisaría de un populoso barrio de Madrid llamado Matapuerca. La comisaría es conocida por su  fachada amarilla llena de  grafitis  azules  lo que favorece nuestra misión secreta aunque hay gente que entra preguntando por un tal Lidl.
Y ahí trabajan mis tres ángeles. Siempre les encargo sus misiones secretas por teléfono o en un despacho donde las recibo de espaldas y con una grapadora en la boca para que no me reconozcan ni la voz  porque si supieran  quien soy no me respetarían.  Soy  el comisario y todos me miran raro desde el día  en que a un compañero de asuntos internos le mostré el dedo corazón con mucho entusiasmo mientras salí de su despacho dando un portazo y vomitando todo tipo de improperios.  Además de que casi me pillo el dedo con la puerta, todos los compañeros calificaron mi actitud de cobarde y desde entonces me miran raro.
Mis muchachitas odian al comisario también pero adoran a Charly  y los cuatro formamos un equipo.
Os las voy a presentar sin más preámbulos:
Samantha, es la más curranta, llega muy temprano y se pone a trabajar sin parar hasta que llega Martina, contando con todo lujo de detalles lo que hicieron sus hijos desde que llegó ayer a casa hasta que les dejó hoy en el colegio y menos mal que por lo visto por la noche duermen. Y  Sabrina, que se queja por todo pero sus curvas me quitan la tos  y se lo consiento.
Hoy las he llamado para encomendarles una misión especial  en Valdemorillo,  nos han informado de la posible existencia de un laboratorio clandestino donde presuntamente se manipulan piensos para animales con sustancias prohibidas y hay sospechas del pastor a quien hay que investigar.
Cuando las he informado han empezado a discutir porque no se ponían de acuerdo en quién echaría la puerta abajo de una patada, al final se han ido y me han dejado tranquilo haciendo sudokus mientras escucho a Schubert.
Antes de llegar al pueblo se han topado con un rebaño de ovejas yme han  llamado  inmediatamente para informarme que acaban de corroborar la existencia del laboratorio, están viendo cientos de ovejas y son todas iguales ¡las han clonado!. Han colgado el teléfono sin esperar respuesta, han aparcado el coche lejos del pueblo para no levantar sospechas y se han acercado al pueblo a buscar la puerta del pastor intentando pasar desapercibidas, algo que no han logrado ni con esfuerzo.  Una modesta casa vieja alberga a la famila de pastores, Sabrina que siempre tiene que ser la protagonista ha dado una patada y ha pegado un susto de muerte a la mujer del pastor que estaba haciendo queso en ese momento. Menos mal que Martina hizo un curso de primeros auxilios en CCC y ha logrado hacerle algo parecido a un masaje cardiaco mientras Samantha la apuntaba con su arma a la cabeza para cuando volviera en sí no fuera a salir huyendo.
¡Charly, los hemos pillado con las manos en la masa, además hemos encontrado bajo el fregadero todo tipo de sustancias prohibidas, botellas de lejía, amoniaco e incluso un
sospechoso líquido verde posiblemente el clembuterol  que buscábamos y de la marca fairi!
¡Buen trabajo, chicas, sois la caña!

1 comentarios:

Anónimo dijo...

Acertadísima recreación rural de esa saga de pistoleras urbanitas, además mucho más graciosa.

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