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Gibraltar español




Te gustaba pasear entre florecillas silvestres de colores, rojas, amarillas... disfrutabas del olor a jazmines y te estremecías al ver caer las hojas de los árboles cuando llegaba el otoño a los jardines de Oxford.
 Pero llegó aquel día en el que nada conseguía hacerte olvidar el estreñimiento que, lejos de ser ocasional, paso a ser permanente y a agriarte por completo el carácter.
 Por fin te diagnosticaron esa enfermedad con un nombre tan vulgar para alguien como tú, las hemorroides, almorranas para los amigos. Ya no te hacían efecto ni el micralax, ni el hemoal, ni los yogures de Coronado. Ni siquiera los enemas tenían cabida.. El diagnóstico fue operar. Aquellos paseos por el pasillo del hospital con el camisón abierto que mostraba tu espalda y algo más cuando al girar en una esquina hacías un quiebro con elegancia, no mitigaron tu mal humor, al contrario, lo fueron acentuando más aún.
 Fueron pasando los días y cada vez te costaba más esfuerzo visitar al Sr. Roca de modo que decidiste pedir el traslado a la otra roca, a la más grande y jugar a ser presidente. Dejaste a un lado tu sensibilidad y empezaste a hacer cosas malas, muy malas, como lanzar bloques de hormigón al mar para que los pescadores (los buenos) no pudieran faenar. Por favor, Picardo, si eres tan valiente, enseña el culo a tu reina y tírate un pedo (con el permiso de su majestad) a ver si se hiela el infierno para que saques los cubos de hormigon del fondo del mar, de modo que puedas pintarlos de verde o como más te guste y pases a la historia como Ibarrola por pintar los cubos de colores y no por tu estreñimiento y tus malas artes.

1 comentarios:

Anónimo dijo...

Esto es como todo, pregúntales a los de Ceuta, Melilla o Canarias si quieren pertenecer a Marruecos, o a España, pues eso, que si yo fuera de Gibraltar preferiría pertenecer a Gran Bretaña, que a este triste país que se llama España, porque aunque pertenecemos al mismo Primer Mundo, algunas diferencias hay. Que a los de la Línea les viene muy bien pasar una fronterita y comprar cartones de tabaco a precio de saldo y llenar el depósito de gasolina una tercera parte más barata que en nuestra querida España. Además tenemos nosotros suficientes problemas como para estar dándole tanta importancia a los asuntos del peñón.
Blanca

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