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Para Pache


Te fuiste una mañana de otoño, madrugando para decir adiós como durante más de veinte años madrugaste para acudir puntual a tu trabajo en el que algunos tuvimos la dicha de compartir contigo muchos y buenos momentos.

El día anterior habías celebrado tu último cumpleaños, seguramente con el sabor amargo de tu partida inminente  porque sabías que llegaba el final.

Trabajadora incansable, madre infatigable, buena compañera ¿cualidades? las tenías todas, inteligente, perseverante, prudente, humilde...

No te rendías ante nada, lo que te proponías lo tenías que conseguir, nunca de dabas por vencida hasta conseguir tu objetivo. 

Jamás se te vio participar en círculos cuando se hablaba de tal o cual persona salvo que fuera para bien. En esa  actitud y en tantas otras deberíamos muchos de nosotros tomar ejemplo, me incluyo.

Cuando alguien necesitaba cualquier información, ahí estabas tú para indagar e investigar en los archivos hasta dar con el asunto. Siempre dispuesta a ayudar cuando te lo pedían.

Ante la adversidad nunca te faltó coraje y hasta el final luchaste contra la enfermedad que se empeñaba en no apartarse de ti.

Todos hemos sentido tu partida. Muchos, con lágrimas en los ojos, miran cada mañana tu silla vacía, esa ausencia  que solamente se puede llenar con nuestras oraciones  y con el recuerdo indeleble de los momentos contigo vividos, de todas las cosas buenas que has hecho en tu vida...

Estoy absolutamente segura de que, desde el lugar que tienes reservado en el Cielo, velas por todos los que más te han querido, especialmente por tus hijos y por toda tu familia. 

Los que fuimos tus compañeros, unos más cercanos que otros por circunstancias del trabajo, te debemos este pequeño homenaje porque fuiste una mujer excepcional. 





1 comentarios:

Anónimo dijo...

Nuestra Pache dice...gracias Palo, hasta siempre.

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