header-photo

La lengua: arma de destrucción masiva



Estofado de lengua



Nada peor que la ociosidad para indagar en las vidas ajenas y chismorrear calumniando, difamando y murmurando a las espaldas de la gente.

Ya lo dijo Don Quijote ... todo el mal desta doncella nace de la ociosidad, cuyo remedio es la ocupación... 

Hay estudios sobre cómo actúa nuestro cerebro cuando recibimos información negativa de las personas. Las regiones subcorticales del mismo perciben una señal de "alerta" que nos advierte para que nos protejamos de posibles mentirosos o ladrones sin llegar a ser contrastada la información. Nuestro cerebro en un primer punto nos hace creer lo primero que escuchamos y nuestra holgazanería y la soltura de nuestra lengua floja nos impide comprobar si esa información que llega al cerebro es verdadera o falsa, creyéndonos lo primero que nos cuentan y además difundiéndolo gratuitamente.

Esto funciona así, uno suelta un rumor y va viajando de boca en boca propagándose como el fuego y destruyendo todo lo que encuentra a su paso. La noticia se va inflando, cada uno va añadiendo e inventando cosas para darse protagonismo y alimentar el morbo, llegando a causar daños irreparables en sus víctimas.

No andes difundiendo calumnias entre tu pueblo, ni expongas la vida de tu prójimo con falsos testimonios. Yo soy el Señor (Levítico 19,16)

Debemos desconfiar de las personas chismosas, también conocidas en sus círculos como porteras o cotillas y no confiarles nuca nuestros secretos porque tarde o temprano mostrarán a los demás nuestras vergüenzas que nos desacreditarán y humillarán ante los demás, ya vemos que lo hacen con otros así que  "cuando las barbas de tu vecino veas pelar pon las tuyas a remojar" .

Los que chismorrean, al final se quedan solos porque se les va conociendo y nadie les confiará sus cosas, les terminarán evitando. Son personas que no solo ven lo malo en los demás para criticarlo sino que lo buscan con avidez para saciar las ansias de envenenar todo con la soltura de su lengua destruyendo y haciendo daño. En ellos crece la semilla de la envidia y por lo tanto son muy tóxicas, llegan a destruir vidas.

Frecuentemente la verdad suele ser lo contrario de los rumores que circulan acerca de los sucesos y de las personas. Jean de la Bruyere.

0 comentarios:

Publicar un comentario