Cajeras que roban, de verdugos a víctimas

Diamantes, obras de arte, joyas, millones de libras... A lo largo de la historia se han cometido robos espectaculares que han pasado a la historia protagonizados por auténticos maestros de la astucia.

Algunos de película como el del Museo Isabela Stewart Gardner de Boston del que fueron sustraídas varias obras de arte entre las que se encontraban algunas de Rembrand. El robo se ejecutó de la manera más simple, los ladrones se disfrazaron de policías y hasta hoy, no les han pillado ni a ellos ni el botín.

También de película fue el atraco a la empresa Securitas de Kent el año 2006, el mayor atraco de la historia del Reino Unido. Los ladrones también se disfrazaron de policías, parece que es el disfraz más recurrente.

Aquí en cambio somos más originales, como el caso del  Dioni, que no es que atracara un furgón blindado lleno de millones, es que se lo llevó entero y se largó a Brasil. Le pillaron, claro, se enteró toda España, además, su cambio de imagen consistió en comprarse un peluquín. Solo le faltó compartir su ubicación en Facebook. Actualmente es actor y escritor. De película también, pero de cine de barrio.

Pero lo que ha roto los esquemas y todo atisbo de sentido común ha sido lo de las cinco cajeras "cacas" de Sant Celoni. Las pillaron robando en su propio trabajo de forma reiterada y obviamente las despidieron. Hasta aquí todo normal, lo del despido, digo, nadie quiere "cacos" en su empresa, pero lo que ha sorprendido realmente no solo es que hayan denunciado al supermercado por haberles grabado robando ya que han entendido que han violado su derecho al respeto de la vida privada, sino que el Tribunal Europeo de Derechos Humanos las ha dado la razón, y de las arcas del Estado (de nuestros impuestos) las tienen que pagar a cada una de las 5 "mangantas"
4500€ por daños y perjuicios y además los costes del juicio.

Esto sí que es de película, pero de ficción.