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¡Caracoles!

Se acercan las elecciones y por si hasta ahora no estaba siendo suficientemente penoso escuchar a los políticos es buena la que nos espera estos dos meses. Hace tiempo decidí no escucharles porque dirán muchas cosas pero si lo más interesante y constructivo que dicen es lo que resumen en las noticias lo mejor es no saber el resto.

Hoy, mientras desayunaba, puse la tele y nada más verles he cambiado de canal, lo he hecho tan rápido que he dado con uno en el que estaban anunciando "cosas" de esas que crees que nadie compra entre otras cosas porque a ver quién pone la tele a las 6 de la mañana para ver anuncios (ya he dicho que lo mío ha sido accidental). Vendían una crema de baba de caracol, a punto he estado de indultar a la tostada del asco que me ha dado. Y pensar que además hay quien se los come ¡y no por hambre! ¡les gusta!

Yo pensaba que el cerdo era el único animal del que se aprovechaba todo, pero no, del caracol también. Con la baba te untas la cara, el bicho te lo comes y con la concha te haces una funda para el móvil, por ejemplo.

¡Ay! de haber sabido eso nuestros ancestros allá por el paleolítico, si se hubieran alimentado de caracoles en lugar de salir a cazar bisontes, qué sería del arte rupestre de las Cuevas de Altamira y de la Cueva del Tito Bustillo, es lo mismo que si hubiera pasado mi vecina por allí con el trapo y la lejía, que no soporta ver pintadas en las paredes, adiós al turismo.

Y volviendo al paleolítico, tratad de imaginarles cuando salían a cazar con sus lanzas de piedra o lo que fuera aquello que utilizaban...

-Oye tú, Australopitecus, vamos a cazar bisontes.
-No, mira, hoy me apetece más recoger scargots.

Lo que no sé es qué hago yo empezando con los políticos y terminando con algo que tiene cuernos, se arrastra y babea...

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