
Hoy he tomado café con dos compañeras de trabajo y una de ellas nos ha contado que ha pasado todo el fin de semana lavando cortinas y limpiando ventanas, que las cortinas del salón hacía tanto tiempo que nos las lavaba que se mantenían solas en pie a lo que la otra ha respondido que la última vez que hizo eso, sus cortinas no solo se tenían en pie. además, fueron solas hasta la lavadora y pusieron un programa con prelavado. Habéis leído bien, las cortinas hicieron todo eso y sin tener cerebro, de haber tenido cabeza, aunque solo fuera eso, habrían sido capaces de desarrollar la fórmula matemática de Euler. Así que tuve que intervenir yo, como siempre, que les dije que mis cortinas no hacen todo eso, soy yo quien las descuelga cada vez arriesgando mi propia vida, que he tenido que fijar unos arneses en la moldura de escayola. Yo misma programo la lavadora y eso sí, cuando termina el programa de lavado, el perro me las tiende.
-Qué perro? ¡pero si tú no tienes perro!- han respondido las dos al unísono.
-El mismo que os programa a vosotras la lavadora y os saca a pasear las cortinas.
A partir de ahí, la conversación ha tomado otros derroteros, no hemos hablado de la situación económica internacional pero sí de los perros, de que si son los mejores amigos del hombre... que les hablas y no contestan... se comen lo que les echas sin rechistar aunque sean las sobras... dejan que les acaricies sin peligro de que te devuelvan la caricia...
Por supuesto que son los mejores amigos del hombre, y si no decidme:
<1.-¿Quién os presta dinero a fin de mes cuando no os llega para echar gasolina?: el perro.
2.-¿A quién le contáis vuestras inquietudes sobre los conocimientos transcendentales de Kant?: al perro.
3.-¿Quién os deja su hombro para llorar cuando os deja la novia?: el perro... (aquí me he pasado, si eres hombre, en este apartado no necesitas perro, con una cerveza y ver fútbol lo resuelves).
Opinad vosotros mismos, me estoy haciendo un lío, ya no sé si prefiero un perro o unas cortinas.