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Perros con trajes y luces


He tenido que verlo con mis propios ojos y enfrentarme a mi cordura que, después de recibir la información llegada al hemisferio izquierdo de mi cerebro a través de mis retinas y de que ésta fuera procesada, se hizo eco de forma inmediata de la extravagancia llevada al límite.

Mis órganos vitales empezaron a recibir señales de alerta empezando mi corazón a latir sin compás cuando vi que hacia mí se aproximaban, en la oscuridad de la noche, dos luces intermitentes a la altura de mis rodillas.

Era un hombre joven que paseaba con sus dos perros de raza buldog francés (raza que se ha puesto muy de moda entre mis vecinos), llevando cada uno un collar luminoso con luces intermitentes. Como información complementaria añadiré que el dueño no llevaba collar, Aunque desconozco si preguntó a los perros si estaban de acuerdo en portar esas luces led que les hace parecer un semáforo móvil porque las hay de todos los colores, verdes, ámbar, rojas... también azules... porque en la variedad está el mal gusto.

Es probable, que los responsables del alumbrado público de algunos ayuntamientos que, en estas fechas, suelen tiran la casa consistorial por la ventana, en cuanto a gastos de electricidad se refiere, obliguen a los propietarios de mascotas a llevar esos collares para dar más luz a las calles y así ahorrar en esa partida de gastos las próximas semanas. Pero yo me niego a llevar a mi perro torero con un traje de luces, soy más de que pasemos inadvertidos.

Tampoco creo que José Luis vaya a poner a su perro un collar luminoso. José Luis es un amigo que ha comprado hace pocos meses un perro, según él, de segunda mano y de marca.  Zanussi, le ha puesto de nombre al animal, porque sabe poner en marcha la lavadora. ¡Qué listo es! Y como es tan listo le compra todos los caprichos que cree pueden satisfacer las necesidades de un perro.

Por la mañana le sacan a pasear con su abrigo de capucha. Si el tiempo es más bonancible, con una rebequita azul celeste, si llueve, un chubasquero a juego con el de de su mujer... y así un sinfín de modelitos que ocupan un fondo de armario que ya quisiera la Beckhan.  Estos fenómenos, producto del consumo exacerbado, hacen que la acera de mi calle parezca a veces la pasarela fashion can. 

Todo esto que os acabo de contar lo vi con mis propios ojos, lo del abrigo, las luces intermitentes...

Cuando llegué a casa después de pasear a mi perro tal como vino al mundo, pobre,vestido con su propio pelaje y un sencillo collar para sujetar la correa, conté a mi familia lo que había visto empezando la historia con un "no os lo vais a creer" y me dijeron, sí, y nosotros acabamos de ver pasar por la ventana un loro azul vestido de lagarterana...






1 comentarios:

Anónimo dijo...

Dentro de poco los veterinarios operarán la ceguera de los pobres chuchos y se forrarán

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