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¡REBAJAS!

Primero llegó el black friday importado de Estados Unidos, como la comida basura, y ahora las rebajas de enero, las de toda la vida, las que muchos aprovechamos para comprar las prendas que necesitamos, y las que no, a buen precio. Cualquier cosa con tal de aprovechar una ganga y tener más fondo de armario que las celébritis que viven de su imagen y su buena percha.

Pero no es lo mismo tener buen fondo de armario que tener un armario sin fondo.

Las grandes cadenas de ropa realizan estudios psicológicos sobre nuestro comportamiento, sobre cómo engañar a nuestro cerebro, bien a través de atractivos precios o de colocar según qué prendas en lugares estratégicos, o utilizando modelos con físicos imposibles (por eso son modelos) que una por mucho que quiera, no... Nos manipulan.

Tener que ir estos días de compras hace que se me dispare el nivel de los triglicéricos, las largas colas en las cajas, gente con montañas de prendas comprando de forma compulsiva como si no hubiera un mañana, la chica de los probadores no da abasto ni trabajando diez horas seguidas por seiscientos euros, los que fabrican la ropa, a veces niños, en Taiwan no paran de coser  y coser, y todo para que los propietarios de estas cadenas sean  más ricos aún.

Antes de ir de compras, pensemos en cual es nuestro salario, comprobemos el saldo de la cuenta bancaria y echemos un ojo al armario para ver qué podemos necesitar porque mañana existe y también hay que comer.

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