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CURSO DE BRICOLAJE CON LLAMAS. BRICONSEJO DEL DÍA: NO PRACTICAR.

En primer lugar debéis echar al maletero del coche todas las herramientas que quepan para pasar un fin de semana en el pueblo (para las maletas ya haremos hueco).
Buscas un día de agosto de mucho calor, el 14 por ejemplo que además es víspera de fiesta, y a una de esas horas en que no hay nadie en la calle, las 4 de la tarde estaría bien.
Te pones a cortar unos hierros de encofrar con tu herramienta favorita "LA RADIAL"; debes hacerlo de espaldas a la tierra de tu vecino, esa que lleva varios lustros sin cultivar y que está llena de maleza seca, así tendremos más posibilidades de que una de las miles de chispas que salten, consiga prender fuego. Y ¡lo consigues! pero con el ruido del aparato no te das cuenta de que todo arde hasta que te quemas el culo, pero las llamas ya avanzan sin control ladera arriba, abajo y en todas las direcciones posibles, entonces gritas: ¡¡¡agua, corre corre!!. Se alarmarán los dos que estan más cerca, y con cubos de agua, que, dada la magnitud, no son suficientes, o con algún trozo de manta vieja empapada en agua tratarán de evitar que se extienda más. Sin poder avisar a nadie por el peligro que tendría abandonar el lugar porque el fuego lo devorá todo y por si no fuera suficiente, habrá ráfagas de viento que harán del lugar un auténtico infierno. Pero gracias a Dios llegará un ángel... que, alarmado por los ladridos de su perro, correrá a ayudar y llevará más agua y sacos empapados para todos. Después de un rato, la situación estará controlada. Las quemaduras serán leves y los brazos y piernas quedarán depilados al fuego, para el recuerdo.
La mejor recomendación, para evitar este tipo de tentaciones una tarde de agosto, es dormir la siesta o ver Cine de Barrio.
Si lo que os gusta es el riesgo, podéis hacer raftin por el Rio Ara o escalar el K2.
Haciendo este curso he tomado dos decisiones:
Una, no quiero ir al infierno, creo que esto es lo más parecido y no me gusta nada.
Dos, no volveré a infravalorar a un perro.

1 comentarios:

Anónimo dijo...

Suerte que eso no sucedió en Hanóver, que si el fuego alcanza a uno que yo me sé aún están ardiendo.

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