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El árbol caído

Protegiste con tu sombra a atrevidos paseantes que, desafiando los calores del verano, surcaban tu senda.

Tus frondosas ramas dieron cobijo a centenares de aves migratorias en su paso hacia el sur en invierno.

Crecías vigoroso cuando los pájaros tejían sus nidos al abrigo de tus hojas. Mientras tanto, el reflejo en el lago desdibujaba tu silueta.

Pero el paso del tiempo y las inclemencias empezaron a hacer mella en tu tronco que se fue resquebrajando hasta que un viento huracanado te derribó una noche de otoño.

Y  mártir de los azotes de la vida y con su tronco aún dolorido, algunos empezaron a hacer leña del árbol caído, ignorantes de saber que el origen de la vida es más profundo, que hay unas raíces que lo harán brotar de nuevo...

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