header-photo

Los mosquitos.

Ya está aquí la primavera y con ella los mosquitos, esos insectos que durante el invierno no vemos porque deben habitar en las entrañas de la tierra y que salen con el buen tiempo para chuparte la sangre. Están al acecho esperando a que te duermas, escondidos, el algún lugar invisible a los ojos del hombre. Primero sobrevuelan zumbándote  en los oídos mientras desde la torre de control son advertidos de que está despejada la pista de aterrizaje. Te atacan a traición y por la espalda clavándote el aguijón y libando tu sangre, lo que les debe llevar un tiempo porque cuando aplastas alguno tiene tanta sangre que piensas ¿era un mosquito o me he desayunado a Hannibal Lecter?
Y por supuesto su lugar de operaciones es la espalda, pero no una parte cualquiera, sino la denominada (por mi) ángulo muerto, porque es la única parte de tu cuerpo donde no alcanzas a rascarte. Por más que estires el brazo izquierdo, el derecho, que lo hagas por arriba, por abajo... nada oye, imposible, que no llegas, tienes que recurrir a terceras personas o a un brazo mecánico articulado, aunque el artefacto ideal sería  la escobilla del vater, pero lo descartas enseguida, además de ser antihigiénico no queda elegante ni tiene glamour.
Entre los picores y el calor, otro mosquito  zumba en tus oídos mientras das palmas,  que el vecino de al lado dice !muchacha, deja el flamenco que no son horas! y tú venga dar vueltas en la cama, no acabas de encontrar un postura cómoda, encima el médico te ha dicho que tienes problemas en las cervicales, la peor es la C15 que debes sustituirla para pasar la revisión, aprovecharás para cambiar las bujías y para que te arreglen el cigüeñal. Tú mientras tanto venga dar vueltas en la cama, para colmo el colchón esta viejo y  se le salen los muelles, algunos han atravesado ya las sábanas, en cualquier momento te apuñalas...  ¿por qué yo?  ¿por qué  siempre me atacan a mí? Pero hay una voz interior que responde a tus preguntas "no te rindas, tú puedes vencer los problemas, sabes lo que vales y no debes permitir que nadie te quite la ilusión de luchar por aquello en lo que crees,  nadie te prometió que fuera fácil, debes mantente firme y si es preciso derrama tu propia sangre... sangre... sangre...
-¡Despierta! vaya sueños que tienes... ¿el colchón? ¡pero si es de latex y no tiene muelles...! yo no veo sangre por ninguna parte y no entiendo para qué necesitas la escobilla del vater.
- Uf, qué pesadilla he tenido, dime que tampoco es cierto que los melones del supermercado vienen de Senegal.
-Eso sí es verdad, pero seguro que hay un Senegal en Cuenca,  bah! no le des importancia y déjame dormir que es temprano aún.

0 comentarios:

Publicar un comentario