header-photo

La casa de la pradera.

Vivir en un bloque de pisos es algo que te marca para toda la vida, y es lo que les pasó a los Ingalls. Cuando asistes a la primera reunión de vecinos y empiezas a oír hablar de la propiedad horizontal estás un poco perdido y no entiendes ¿horizontal? nada hay más vertical que una torre de pisos. Vuelves a casa pensativo y pulsas el 7 en el ascensor mientras piensas ¿sube o se desplaza? y cuando por fin llegas y metes la llave en la cerradura empiezas a oír voces, llantos de niños e incluso una taladradora y con un miedo terrible entras preguntado tímidamente ¿hay alguien en casa? pero estás solo, los tabiques solo son un aislamiento visual que por la noche no evitarán que oigas cómo ronca el vecino del piso de abajo e incluso cómo le cruje la prótesis de cadera a la anciana de al lado,  aunque tal vez sean los muelles del colchón de la de arriba que debe ser una dama de mundo. Pero lo que realmente ha quedado grabado en tu memoria es lo de horizontal así que, un día paseando por Madrid, te paras ante la Torre Picasso y todo es verticalidad, inclinas la cabeza para intentar ver  algo horizontal desde otra perspectiva y al final te mareas de tanto giro y caes de bruces contra el suelo... todo es vertical así que vuelves a casa más confuso aún y decides que te vas a mudar a una casa de campo. El día que te dan las llaves te entra una emoción desmesurada y empiezas a hacer planes para sacar provecho de cada rincón de la casa y del jardín. Llenas todo de plantas e incluso dejas un rincón para los melones ¿los melones? claro   ¿con qué pensabas que hacíamos el vino los de Bilbao?  ¡pisar uvas es de nenazas! Y para ahorrar agua y trabajo instalas el riego por goteo. Pero un día llega tu mujer a casa y observa que sus petunias se están secando. Después de una investigación exhaustiva termina descubriendo que el riego en esa zona no está cumpliendo con su cometido así que ni corta ni perezosa coge una tijera de podar y hace un pequeño corte en la tubería. Cree que acaba de descubrir su don para el bricolaje y ha decidido "salvar al jardín" de modo que armada con su tijera de podar empieza a dar cortes indiscriminadamente  a lo largo de todo el sistema de riego,  Cuando llegadas las 22.00 horas el programador activa el riego  aquello parecen las Fuentes de Montjuic, han empezado a salir chorros de agua a lo largo  y ancho de todo el jardín. Ha comenzado el espectáculo del agua...  el marido sale de la casa gritando a pesar de que su hija Laura  ha intentado distraerle para que no viera tal estropicio ¡cuidado con los melones!  tranquilo llevo el wonder...  Claro que sí, eso son melones y no los de Villaconejos.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Jejeje yo tambien alucine con la ley horizontal esa que todavia ni manejo!! Voto por la casa de campo con o sin riego, eso si, siempre con melones grandes y hermosos jeje besoss Sandra:-)

Anónimo dijo...

Muy divertido y además eres super productiva!!! no obstante y como culturilla la propiedad horizontal es tan sólo una institución jurídica que determina las normas de división de un edificio

Anónimo dijo...

ja ja ja qué bueno,yo me he aconstumbrado a vivir en el campo y cuando bajo a la casa de mi madre o mi suegra....ME BAILAN LAS PAREDES al ritmo del "Paquito chocolaterooo"y encima con esas calefacciones antiguas que te asas de calor...ufff,un beso.
Eva.

Publicar un comentario