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CONCURSO HUMORÍSTICO "OCURRENCIAS VARIAS"

Queridos amigos, conocidos y desconocidos que seguís este blog:

Por vuestra fidelidad, me veo en la obligación de informaros que hace varias semanas presenté uno de mis relatos "inéditos" a un concurso (mi primer concurso). Ayer salió el fallo del jurado y no ha resultado ser el ganador, ni siquiera estar entre los once mejores.
Lo seguiré intentando por dos razones, aún soy joven y prometo, y porque no me callo ni debajo del agua. Espero inventar algo mejor para la próxima ocasión, mientras tanto tenéis que conformaros con esto, así que ahí os lo dejo, no  es como para que os partáis el culo (ya lo traéis de serie) pero espero arrancar una mínima sonrisa, que se note que la arruga es bella.

DE SAFARI

La historia que os voy a contar está basada en hechos reales igual que las películas de los sábados por la tarde de una popular cadena de TV que empieza por "A" y termina por "3" (me tenéis que perdonar pero es que prefiero no dar nombres) en las que todos los protagonistas terminan cumpliendo condena en alguna cárcel de Alabama (EEUU) y en las que sus protagonistas tienen la misma idea de lo que es un oscar que los políticos de lo que es el sentido común.Maite ha ido con su familia de safari a uno situado en la provincia de Madrid a ver cómo unos animales salvajes de varias especies conviven en un hábitat que no es suyo y en el que hace pocos años pastaban vacas y las liebres corrían libres por el campo mientras  eran observadas por el ojo del halcón peregrino. Hay que ver cómo ha cambiado el cuento, ahora esos campos están poblados de leones, elefantes, cebras y otras especies  que han hecho  desaparecer a las autóctonas de modo que hicieron que las vacas se volvieran locas, las liebres huyeran a Toledo  y al halcón le buscaran un curro en los masters de tenis,  con su vuelo rasante ahuyenta a las palomas de Wimbledon, por ejemplo,  para evitar que disparen con su munición a los espectadores mientras con un ojo controla la pelota. A diferencia de los safaris de Kenia en los que los visitantes van en un jeep descapotable y melena al viento, aquí hay que llevar las ventanillas del coche cerradas  a cal y canto  y las puertas con el seguro echado y así se advierte en los numerosos carteles igual que la prohibición de arrojar comida a los animales.  Pero Maite, al llegar a la zona de los monos, les pide a sus hijos que pelen uno de los plátanos que llevan en la mochila, ellos la recuerdan lo que han leído antes en el cartel pero en realidad el plátano es para ella. Así que empieza a comerse el plátano mientras llama la atención de los monos que han empezado a acudir en manada a subirse encima del coche. Algunos,  colgados del techo empiezan a asomarse por las ventanillas mientras intentan abrirlas, otro se cuelga de la antena, otros saltan en el techo, los niños asustados, no se sabe tanto si porque acaban de descubrir la faceta gamberra de su madre o por el ataque de los primates. El mono más cabreado ha logrado romper un faro, otro ha empezado a arrancar los limpiaparabrisas...  A ver con qué cara llamas tú al día siguiente a la compañía de seguros y les explicas cómo te han destrozado el coche, al final terminas diciendo que habrá sido un acto de vandalismo estando aparcado  mientras te da un ataque de risa pensando la explicación que habrá tenido que dar el del coche que venía detrás. Y es que  después de ver el ataque al coche de sus amigos deciden dar el plátano al elefante para que no se enfade como los monos pero ¡horror! ya ha metido la trompa por la ventanilla, los niños no saben si eso es bueno o es malo y están espectantes hasta que el elefante estornuda y suelta un moco gigante que ha inundado asientos alfombrillas y también a... las personas... ¡qué asco, por favor! adiós tapicería del coche nuevo.  Gracias a este hecho se inventó el flubber y sus protagonistas son conocidos en el barrio como los del moco verde..A pesar de todo lo acontecido deciden completar la excursión así que después de terminar el recorrido en coche visitan el mini zoo y asisten como espectadores a una exhibición de cetrería, pero la guinda al pastel la puso un "presunto" domador de aspecto extravagante con taparrabos de Armani que entró en la jaula de un león drogado, le abrió la boca y metió la cabeza aunque ya no estoy segura de si fue el león el que metió la cabeza en la boca del domador.Es muy probable que los plátanos que comimos tuvieran efectos alucinógenos o tal vez la pizza del restaurante  llevaba amanitas faloides en lugar de champiñones y panceta, o tal vez no hayamos sido capaces de quitarnos algún mono de encima. 

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Me haces recordar lo cutre que es el sitio, lo asquerosito que son los camellos o dromedarios que plantan su boca y su lengua en el cristal y a mi personalmente los monos me dan pánico

CHITÓN dijo...

Creo queno estás al tanto de los derechos de los gandes simios, ándate al loro no vaya a ser que alguno de ellos te denuncie.

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